¿Qué estamos haciendo bien?

Un 2 de julio del año 2000 los mexicanos decidimos creer. Si habíamos logrado sacar a las víboras prietas del poder, entonces lo demás sería más fácil. Claramente ese 2 de julio no contábamos con la variable Martita, a partir de la cual la esperanza mutó en decepción y la decepción en parsimonia. 

Emilio Lezama Emilio Lezama Publicado el
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Un 2 de julio del año 2000 los mexicanos decidimos creer. Si habíamos logrado sacar a las víboras prietas del poder, entonces lo demás sería más fácil. Claramente ese 2 de julio no contábamos con la variable Martita, a partir de la cual la esperanza mutó en decepción y la decepción en parsimonia. 

Tras décadas de resignación al sistema político, dos presidentes se encargaron de destruir nuestro recién adquirido entusiasmo. Si Fox nos dejó en una depresión colectiva, Calderón nos enseñó que las cosas siempre pueden estar peor. Quizás pecamos de ingenuos hace 12 años, pero nuestra transformación en incrédulos y fatalistas se acerca peligrosamente al cinismo. 

Por eso es importante buscar los triunfos entre la derrota. No todo ha sido catástrofe. Resaltar lo bueno no significa ignorar lo malo, al contrario, solo reconociendo lo que hemos hecho bien podremos seguir avanzado.  Entonces: ¿qué estamos haciendo bien?, ¿cómo podemos capitalizar en ello? Aquí cuatro puntos.

1.- La estabilidad macroeconómica. Ciertamente hemos gozado de estabilidad macroeconómica,  este año incluso hubo un crecimiento económico por encima del de Brasil. Por ello, muchos economistas perfilan a México para ser una de las diez economías más grandes del mundo en 2020. Sin embargo, aunque el crecimiento puede significar mejores condiciones de vida para la población, también puede agrandar la brecha entre ricos y pobres. Solo cuando México logre traducir el crecimiento en beneficios para los extractos de la población más marginada habrá una repercusión palpable de este crecimiento. 

2.- La Ciudad de México. El DF ha sufrido una transformación física y social importante en los últimos años. Hay muchos temas pendientes, pero se está avanzando en el camino correcto. Poco a poco los habitantes del DF empiezan a recuperar su ciudad. Iniciativas sociales y proyectos gubernamentales han propiciado este cambio. La red de transporte  y los servicios están mejorando, se crearon espacios públicos y se combatió a la delincuencia. Las nuevas generaciones buscan adueñarse de la ciudad de la misma forma en que sus predecesores buscaron alejarse de ella. 

3.- Nuevos medios de comunicación. No es broma. Le hemos otorgado tanto poder a las televisoras, que hay veces que se nos olvida que existen otros medios de comunicación. Solemos hablar de los monopolios mediáticos cuando en realidad solo estamos refiriéndonos a la televisión pública en México. En los últimos años se han creado decenas de nuevas revistas y periódicos en nuestro país, algunos de muy alta calidad. Incluso existen nuevos canales de televisión de paga.  Tal parece que el duopolio televisivo ha tenido una buena consecuencia; la falta de espacios ha obligado a crear espacios en otros rubros. El Internet ha sido el medio que más se ha explotado en este sentido.  Muchos de nosotros recurrimos a revistas y periódicos digitales que son de primer nivel, y además ofrecen una visión distinta y muchas veces más joven que los medios tradicionales. 

4.- Los jóvenes. El  movimiento #YoSoy132 demostró lo que muchos veníamos diciendo desde hace tiempo: gran parte de la juventud no es apática y tiene el deseo de cambiar las cosas. Es increíble la cantidad de jóvenes emprendedores en nuestro país. Si el sistema no provee oportunidades, los jóvenes las están creando ellos mismos. Gran augurio para el futuro.

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