En Nuevo León lograron su registro cuatro nuevos entes políticos por el Instituto Estatal y de Participación Ciudadana. Foto: YouTube/IEEPCNLMX

¿Qué esperar de los recién registrados partidos políticos?

Siga al candidato ciudadano, al líder social auténtico, a esos personajes no tan conocidos pero de los que hay testimonio de cierto liderazgo de opinión y “vocación” visible

Previo a las siguientes elecciones en el estado, se estrenarán partidos políticos en Nuevo León; nuevas oportunidades para enmendar las carencias de los partidos decanos -por nombrarlos de una manera mamerta.

La onda rebelde y retumbante idea que surge explosivamente en la mente es: si sus estatutos serán de verdad… o pasarán como mero trámite para el registro, como tradicionalmente sucede. O, en otras palabras: ¿llevarán el estilo e ideología de acuerdo con sus documentos estatutarios?

Todos podemos conformar un partido político; es una garantía constitucional; solo es de aventurarse, documentar y cumplir requisitos, aunque eso no es lo sencillo; hoy las hazañas son el lograr acelerar la tramitología burocrática que para muchos cada vez se torna más absurda. Además, las implicaciones como la logística y la movilización para alcanzar los apoyos inevitables para el registro. En el caso de Nuevo León el mínimo necesario es de 10 mil 900 ciudadanos; sin duda demandante y siempre lo común.

Aquí en Nuevo León lo lograron cuatro entes registrados por el ahora Instituto Estatal y de Participación Ciudadana -antes Comisión Estatal Electoral; da igual: para fines prácticos se mantienen las mismas atribuciones generales. Lo buenazo es la pluralidad; claro que sí.

Por Nuevo León han desfilado partidos locales; uno recordado y hasta de mofa es el que en su tiempo –unos ocho años- se denominaba Cruzada Ciudadana. No parecía partido, ni era una cruzada, ni tampoco promovió ciudadanos y de la cruz de Malta, el chiste se cuenta solo. Pero lo que sí es nota de recordarse es que quien lo fundó y dirigió se atrevió a postularse simultáneamente para dos posiciones de elección popular (en una fue por representación en el ayuntamiento de la capital). En fin. Bagaje jurídico -casualidad improbable.

Este vago recuerdo es solo por mencionar uno, para que la mente colectiva recuerde otros similares; no necesariamente locales y considere dar instantes de reflexión comunitaria, para no estropearlo como tanto nos gusta a los regiomontanos.

Siga al candidato ciudadano, al líder social auténtico, a esos personajes no tan conocidos pero que hay testimonio de cierto liderazgo de opinión y, como ya lo he mencionado, “vocación” visible y dele chance, ahí están los diamantes. Y si alguno no le parece, no lo vote. No importa si es de partido tradicional y que por su mente pase la errónea idea de que votando por los candidatos de partidos jóvenes es desperdiciar o tirar el voto. Así no es.

Porque político que no percibe ni siente, es un político inservible. Es de gran urgencia rebeldes que desafíen lo mal establecido, lo que estorba en los gobiernos y ayuntamientos. Link Wray detonó un estilo único a finales de los 50’s. Desafió lo establecido y le salió bien. Solo escucha y disfruta la energía de “Rumble”: distorsión maravillosa, como nuestros ánimos democráticos.

 

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