Que el 2023 nos traiga menos berrinches y más acuerdos, menos egos y más colaboración. Foto: Archivo

Presupuesto contra la ceguera

Arrancamos el año como lo terminamos, en medio de una disputa entre los diputados y diputadas de Nuevo León con el gobernador en torno al presupuesto 2023

“Toda elección se hace en la despreocupada ceguera, sin garantías para el mundo que nos rodea”.

Así define Richard Bach a la ceguera política, una enfermedad que padecen por sobre todas las cosas aquellos enfermos de poder, que deseando mantener sus privilegios, hacen de sus intereses la única moneda de cambio.

Arrancamos el año como lo terminamos, en medio de una estéril disputa entre los diputados y diputadas de Nuevo León con el gobernador del Estado, una jungla en donde solo prevalece la ley del más fuerte, unos queriendo mantener sus cotos de poder y otros buscando borrarlos de un plumazo.

Estamos acostumbrados a que la política se imponga a la razón, año tras año la lista de estupideces públicas cometidas por nuestros representantes crece de manera poco envidiable. Pero el debate en torno al presupuesto 2023 ha caído en la más repugnante combinación entre la ignorancia y el desinterés, y otra vez el protagonista es el para nada honorable Congreso del Estado.

Administrar un Estado y buscar llevarlo a un mejor lugar del que se encontró, requiere recursos. El Poder Ejecutivo es el máximo responsable de garantizar que, en el 2027, los regiomontanos tengamos acceso a una mejor calidad de vida traducida en mejores empleos, transporte de calidad, disminución de la contaminación, obra pública de primer nivel y un largo etcétera.

Por eso se vuelve tan incomprensible que, con la motivación de las disputas políticas entre poderes, se pretenda dejar en abandono presupuestal a un Estado que representa la segunda mejor economía del país.

Con el afán de buscar atar de manos a su principal rival político, estarían privando a 6 millones de personas que habitamos Nuevo León de una mejor calidad de vida. Pero eso qué importa, no es prioridad, ¿verdad, diputados?

El Estado va a aplicar el presupuesto del 2022, dentro de las opciones era la que menos dejaba desprotegido a Nuevo León, también la que le permite (y obliga) al gobernador a cumplir cada uno de los proyectos anunciados durante el año que recién terminó. Samuel García lo tenía previsto y se impuso a los diputados tricolores y azules, ese siempre fue su plan.

Para ser honesto, me tiene sin cuidado si pierden los diputados y gana el gobernador o si sucede a la inversa, pero estoy convencido que de haber permitido que los diputados del PRI y el PAN metieran mano al presupuesto, el gran perdedor sería Nuevo León.

No por su capacidad o falta de ella para trazar una ruta presupuestaria, sino porque sus motivos son políticos y no ciudadanos, les importa primero anular y destrozar a una persona antes que propiciar el beneficio de millones en el Estado.

No me importa quién lleva la verdad en esta disputa de niños por subirse primero a los juegos de la feria, me inclino más porque ninguna de las partes la tiene. Pero lo que sí reconozco es que los neoleoneses, por las razones que ustedes quieran, decidieron que Samuel García y su gobierno se encargaran del presente de Nuevo León, ese mensaje fue contundente y así hay que atenderlo.

En fin, que el 2023 nos traiga menos berrinches y más acuerdos, menos egos y más colaboración. Que sea un año en donde nuestros políticos comprendan que la gente no es pendeja, entienden perfectamente quién sí y quién no está cumpliendo la lista de promesas que repitieron en campaña y que hoy están obligados a concretar.

Y si no lo hicieren, que el pueblo se los demande.

 

Correo electrónico: [email protected]

Te puede interesar