Agradezco a la familia Maccise por la oportunidad de colaborar en este espacio plural. Estoy seguro de que el diálogo con las y los lectores de esta prestigiosa plataforma será una experiencia enriquecedora.
Como muchos saben, el 1 de septiembre inició el periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión, del último año de esta Legislatura. Una vez concluida la Glosa del Informe —relativa al análisis de los resultados presentados por el Ejecutivo— las y los diputados iniciaremos el desahogo de los diferentes temas de la agenda legislativa; particularmente, uno muy importante, yo diría que el más importante en estos momentos de emergencia nacional: la discusión del Presupuesto de Egresos de la Federación 2021 (PEF).
¿Por qué es especialmente importante la discusión de este presupuesto? Porque no solo se trata de definir cómo y en qué se van a gastar los recursos de todos los mexicanos, sino porque, dadas las limitaciones presupuestales que tendremos, lo que hagamos o dejemos de hacer el próximo año marcará el futuro inmediato del proyecto de transformación en curso.
¿Cuáles deben ser, desde mi punto de vista, las prioridades de gasto para el próximo año? Ante el riesgo latente de que la crisis económica y de salud escale a una depresión marcada por la pobreza, la falta de alimentos y una mayor inseguridad, el PEF 2021 deberá priorizar en los siguientes aspectos:
En materia de salud, lo primero es asegurar la contención y mitigación de la pandemia, así como el apuntalamiento del sector salud, empezando por subsanar las deficiencias de equipamiento y condiciones laborales de su personal. Asimismo, se deberá asegurar la producción, distribución y aplicación masiva de la vacuna contra el COVID-19.
En materia económica, la prioridad debe ser abatir el incremento de la pobreza y recuperar empleos. Ello implica reactivar la actividad económica y apoyar decididamente a la planta productiva para que vuelva a crecer de manera sostenida.
En tercer lugar, considero que el PEF 2021 debe contemplar recursos para la adopción generalizada de criterios seguros y que den certidumbre a la reapertura y reanudación de actividades productivas, así como los necesarios para la consolidación de una cultura anticovid relativa a nuevas reglas de higiene y convivencia.
Finalmente, en materia de seguridad, será necesario contemplar recursos para fortalecer la seguridad y la protección ciudadana ante una posible escalada en la incidencia delictiva y el incremento en los niveles de violencia.
A diferencia de la mayoría de los países que han logrado superar la pandemia, nosotros seguimos atrapados entre la urgencia de reactivar la economía y la necesidad de evitar el crecimiento de contagios. El presupuesto del próximo año será determinante para salir de este impasse y lograr una rápida recuperación económica y una efectiva contención de los efectos devastadores de la pandemia.
En ello radica la responsabilidad histórica de la actual Legislatura: en lograr los acuerdos y consensos necesarios para definir el PEF que necesita el país para superar la crisis sanitaria y retomar la senda de progreso y transformación.