Políticos como administradores de la salud: ¿Una buena idea?

La crisis sanitaria global puso de manifiesto la necesidad de adaptabilidad y conocimiento especializado en la gestión de salud
Dr. Juan Manuel Lira Romero Dr. Juan Manuel Lira Romero Publicado el
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Desde hace tiempo, existe la discusión sobre cuál profesión es más apta para administrar los sistemas de salud: ¿médicos, políticos o profesionales de la administración? Para ilustrar este dilema, recurriremos a la fábula “El Roble y el Junco”.

En ella, un robusto roble y un delgado junco discuten sobre quién es más fuerte. El roble presume de su fortaleza, mientras que el junco afirma que su flexibilidad es su mejor defensa.

Cuando llega la tormenta, el roble, rígido y firme, se quiebra; el junco, en cambio, se dobla y sobrevive.

El roble representa a los administradores y políticos, que suelen ser firmes y estructurados en su enfoque administrativo.

El junco, por su parte, simboliza a los médicos, quienes, aunque menos robustos en términos de gestión, poseen la flexibilidad y el conocimiento clínico necesarios para adaptarse y encontrar soluciones en tiempos de crisis.

Durante la pandemia de COVID-19, esta fábula cobró vida. La crisis sanitaria global puso de manifiesto la necesidad de adaptabilidad y conocimiento especializado en la gestión de salud.

Papel crucial del sector salud

Los médicos y el personal de salud, con su formación clínica y capacidad para tomar decisiones rápidas, jugaron un papel crucial. Se demostró que la flexibilidad y la comprensión profunda de la atención al paciente son esenciales para enfrentar desafíos inesperados.

En este contexto, Erwin Loh, en el Journal of Work-Applied Management (2015), argumenta que los beneficios de tener médicos en roles de gestión de salud incluyen un liderazgo de abajo hacia arriba.

Los médicos, al estar en la primera línea de atención, pueden traducir las necesidades clínicas en políticas efectivas.

Contrariamente, el liderazgo de los políticos suele ser de arriba hacia abajo, imponiendo reglas y procedimientos que a menudo incrementan la carga de trabajo del personal sanitario, generando fatiga y afectando la calidad de la atención.

En este mismo sentido, Subrahmanyan Chandrashekar y colaboradores, en Practice Management (2019), sostienen que las regulaciones impuestas por los administradores y políticos pueden agilizar procesos, pero también sobrecargan al personal de salud con trámites burocráticos, lo que disminuye la calidad de la atención.

Los médicos, con su conocimiento especializado, pueden gestionar estas tareas de manera más eficiente y centrada en el paciente.

Una revisión sistemática realizada por Mohmad y colaboradores en Leadership in Health Services (2024), concluye que los médicos tienen un mejor desempeño en la administración de la atención sanitaria en comparación con los profesionales no médicos.

Esto se debe a que los médicos están en una posición única para alinear las políticas públicas con la filosofía de “el paciente es primero”.

Asimismo, también se subraya la importancia de dotar a los médicos de habilidades de gestión esenciales para optimizar su liderazgo en entornos sanitarios complejos.

Retos para el nuevo gobierno

En México, la virtual presidenta, la doctora Claudia Sheinbaum, enfrentará grandes retos en la transformación del sistema de salud.

Ha designado a un reconocido médico para encabezar la Secretaría de Salud y a un hábil político para liderar el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

La elección de los próximos líderes del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado y del IMSS-Bienestar será crucial, puesto que la designación influirá en la calidad de la atención que recibirá la población.

¿Optarán por médicos o políticos?

La moraleja de la fábula del roble y el junco es clara: la flexibilidad y la adaptabilidad son tan importantes como la fortaleza estructural.

El roble por naturaleza tiende a una ambición, a crecer y a crecer cada vez más, solo, único, a costa de su entorno; por su parte, la ambición del junco es no crecer muy alto, pero sí en densos grupos, creando un entorno favorable para la supervivencia y expansión.

Los sistemas de salud se benefician enormemente de la colaboración entre la firmeza administrativa y la adaptabilidad clínica.

La integración de ambos enfoques puede garantizar una respuesta más eficaz ante los desafíos sanitarios futuros.

La complejidad del sistema de salud en México exige líderes que entiendan de administración y que posean un conocimiento profundo de la atención clínica.

Solo así se podrá mejorar verdaderamente la calidad de la atención médica que tanto necesita la población.

¿Será posible encontrar ese equilibrio? El tiempo y las decisiones que se tomen lo dirán.

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