La inflación ha sido un tema recurrente en el que los abyectos escudan sus argumentos que definen una mala conducción económica.
Lo que no se analiza en la misma medida es el resultado de la política salarial y la forma en que su efectividad mitigó fuertemente el efecto de la subida de precios. No como en otros momentos.
En este sentido, es importante hablar nuevamente de ¿cómo ha sido la política salarial de los últimos gobiernos y por qué es importante?
El salario mínimo (SM) expresa en buena medida las bases de la política salarial gubernamental. Este es decretado anualmente por el Gobierno federal en turno.
Sin embargo, es más importante contrastar el crecimiento del salario mínimo descontando la inflación. Veamos.
Gobiernos neoliberales
Durante el gobierno de Ernesto Zedillo hubo varios salarios mínimos, aún existía la división por tres áreas geográficas, en promedio el SM cerró en 35.2 pesos, es decir, creció en promedio 17 por ciento, mientras que la inflación promedio fue de 22 por ciento.
Con Fox se inició una tendencia de caída del salario real. A pesar de que las condiciones inflacionarias permitían una recuperación salarial real, lo que hizo el presidente en turno fue permitir que los salarios crecieran cada vez menos.
En los sexenios de Calderón y Peña, aun con una inflación controlada, se continuó con la desvalorización del trabajo, impidiendo que el SM creciera al menos 10 por ciento y con varios meses en los que los salarios reales cayeron.
Cuarta Transformación
Fue hasta el gobierno de Andrés Manuel López Obrador que se comenzó con la recuperación acelerada del SM, cerrando con un crecimiento del 180 por ciento.
No únicamente esto, la política salarial es solo parte de un espectro mayor de cambio. La política laboral, en el que se suscribe la salarial, es uno de los éxitos más grandes del sexenio.
Retomando las ideas. La pérdida de poder adquisitivo en contextos inflacionarios solo puede frenarse con incrementos salariales.
Una herramienta a la que pueden acudir los trabajadores es la negociación con sus patrones, a veces año con año, a veces se establece el aumento salarial desde la firma del contrato. En el primer caso, los sindicatos deberían ser una fuerza que impulse los salarios de manera importante.
En México, los sindicatos fueron perdiendo mucha fuerza por décadas, las referencias más comunes son de sindicatos charros o de cuello blanco, muy alineados con el poder político y económico, encumbrados en el neoliberalismo.
Por eso es tan importante el actuar del gobierno, siendo agente reformador de las relaciones económicas.
La meta de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo es que el salario mínimo alcance 2.5 veces la canasta básica medida con la Línea de Pobreza por Ingresos Urbana del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.
Una política ambiciosa que continuaría con la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores, impulsando la economía de millones de personas.