Polarizar a México

Rubén Moreira Rubén Moreira Publicado el
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La madrugada del pasado domingo terminó el proceso legislativo para resolver sobre el Presupuesto 2022. La mayoría artificial que domina la Cámara de Diputados no contó con los argumentos presentados en el ejercicio de Parlamento Abierto, donde se recibió a miembros de la sociedad civil, cámaras industriales, instituciones académicas e, incluso, a autoridades de otros órdenes de Gobierno. La respuesta fue un rotundo no.

La oposición presentó casi dos mil objeciones al presupuesto y ninguna fue aceptada. El bloque oficial igual rechazó asignar recursos a los pueblos mágicos, que al campo, los municipios o los niños con cáncer. Su negativa se simplificó en frases llenas de sorna, odio o descalificación. A lo anterior, se agrega que desde la dirigencia nacional de Morena se impulsa una política de sabotaje a cualquier diálogo nacional. Cuando México requiere evitar la polarización y caminar hacia una democracia deliberativa, quienes deberían tener la prudencia para ganar legitimidad y abundar en gobernabilidad salen a la arena política como terroristas, dispuestos a estallar antes que permitir el diálogo.

El final del Paquete Económico es bien conocido, la mayoría artificial se impuso. No obstante que por ellos votó el 48 por ciento de los mexicanos, la ficción jurídica llamada sobrerrepresentación les da más del 50 por ciento de los legisladores. De la cerrazón hay muchas víctimas, más de las que a simple vista se pueden apreciar. Pondré dos ejemplos: Uno, por falta de corporaciones policiacas efectivas, cientos de mexicanos seguirán muriendo. Morena les negó a los municipios fondos para seguridad; dos, muchos estudiantes de escuelas politécnicas verán caer la calidad de los estudios que realizan, porque sus instituciones educativas entran en una espiral descendente de ingresos.

¿A quién le interesa sabotear el diálogo? En México, nos encontramos dentro del perverso y pernicioso círculo de la polarización. ¿Por qué se trata de presentar un México de dos colores?, ¿de dónde salen las fuerzas maniqueas que impiden el uso de la razón, los argumentos y la dialéctica? Es igual de cuestionable la postura de la dirigencia de Morena que la de aquellos opositores que buscan pretexto para romper y con ello hacer lo mismo que critican: el no diálogo.

La curiosidad de Pandora la hizo abrir la caja que contenía todos los males que hoy aquejan a la humanidad. La cerrazón de los ultras, cualquiera que sea su extremo ideológico, nos hace pensar que quieren cerrar la caja de la discusión y el debate para evitar que salgan a la luz pública los males que unos y otros esconden, y evitar que el resto de la población se dé cuenta de que las respuestas son más complejas y el reduccionismo es un discurso fácil para capturar voluntades e imponer perspectivas simplificadas de una falsa realidad.

La LXV legislatura es joven y no puede caer en la tentación de cerrarse a la discusión dialéctica que concluya en una síntesis que beneficie al país. Cuando se pone sobre la mesa un sí o un no sin reflexión, siempre debe saltar la sospecha de aquello que no se quiera discutir. En el ambiente mexicano empieza a crecer el árbol de la descalificación y a fenecer el de la reflexión, el respeto y la tolerancia.

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