Las elecciones de 2024 en México se están configurando como un evento histórico de alta expectativa en la historia política de México.
En un clima sociopolítico marcado por la polarización y el autoritarismo, nuestra incipiente democracia se encuentra en una posición vulnerable.
La concentración extrema del poder surgida en la elección del 2018, junto con las constantes amenazas e intromisiones a la división de poderes, se han convertido en un foco de alerta y atención, derivado de la creciente tendencia autoritaria que se teme pueda erosionar nuestro sistema democrático.
Además, los recientes episodios de violencia generalizada en todo el país, han generado una percepción de ingobernabilidad en amplios sectores de la sociedad. La corrupción y la impunidad, problemas arraigados en la estructura social y política de México, continúan sin resolverse, mientras que la inseguridad y el crimen organizado ponen en peligro, cada vez mas, la paz y la estabilidad social.
Este panorama ha comenzado a afectar el estado de ánimo de la sociedad, donde la ira y el miedo se están infiltrando en el ambiente político electoral, creando la percepción de un futuro incierto. Sin embargo, a pesar de estos desafíos, persiste una esperanza en varios segmentos de la sociedad, donde las expectativas de cambio son altas.
En otro orden de ideas, en el terreno electoral; el Instituto Nacional Electoral (INE) y otras instituciones electorales enfrentan el desafío monumental de garantizar elecciones justas y transparentes. Por ello es imperativo asegurar la certidumbre jurídica indispensable y en paralelo, exigir el cumplimiento de la ley por parte de todos los actores políticos y sociales.
Ciertamente, los desafíos y expectativas que rodean las elecciones de 2024 en México son enormes. La transparencia, la integridad de las elecciones y la sucesión presidencial son temas que requieren un enfoque serio y comprometido por parte de todos los mexicanos. Mas razones que emociones es lo que se requiere, aún cuando esta necesidad, parece cada vez mas distante. El futuro de México, derivado de las próximas elecciones, está en juego.
En conclusión, En medio de la polarización, autoritarismo e incertidumbre, resulta esencial mantener la esperanza y trabajar como sociedad para construir un futuro más justo y democrático. Por ello es crucial que ciudadanos, líderes políticos e instituciones trabajen juntos para superar estos desafíos para estar en condiciones de garantizar un proceso electoral que refleje claramente la voluntad del pueblo mexicano.
Las elecciones de 2024 son oportunidad real para reafirmar el compromiso de México con la democracia y la justicia. Es vital aprovechar al máximo la oportunidad.
