Las finanzas públicas federales solo se aprenden en puestos hacendarios de la administración nacional. Lo dejan claro los subsecretarios de hacienda.
No hay puesto de asesoría externa o local en las entidades federativas que prepare a los funcionarios para la toma de decisiones en el ámbito federal. Aún los panistas tuvieron cuidado de mezclar adecuadamente a su novatos, con personas cuya trayectoria sumaba más de un década a nivel nacional.
Caro le ha salido a los mexicanos el doctorado que cursa Aportela, quien habla con mucha seguridad, pero con poco manejo del lenguaje y de las principales variables económicas. Le sorprende que se haya caído la actividad minera, cuando sus reformas, de manera inevitable, determinarían estancamiento y cierre de fuentes de empleo.
Desconoce la importancia relativa de las cifras cuando alude al impacto relacionado con los alimentos chatarra e ignora lo que pasa en el financiamiento interno, donde mostramos una debilidad lesiva gracias a las enormes comisiones y desproporcionado margen financiero.
Pero sobre todo, resulta preocupante su manejo del crédito público, el cual se transparenta de manera poco técnica y parcial, tanto, que la descoordinación con otro de sus pares, ya causó por primera vez desde la revolución mexicana que el techo de deuda y gasto fuera rebasado. Sus generosas colocaciones son demandadas por un trato desmedido y oneroso para las finanzas nacionales.
Por su parte, Messmacher nos enseñó que es peor tener malas reformas, a no tenerlas. El discurso, propuestas y principios de la enmienda fiscal, nada tiene que ver con el texto aprobado. Muchas promesas, conceptos y avances, pero en la nueva ley sólo se votaron medidas que nos devolvieron a los 70. La inadecuada involución a una tabla que rebasa el 30 por ciento a personas físicas, incentivos perversos para no solicitar comprobantes, topes a los gastos médicos, cuando estos son todo, menos voluntarios y sí catastróficos.
Esperó a que la minería estuviera en pendiente descendente para cargarle pesos incosteables y generar una ruptura histórica en los ciclos del sector. Su fórmula para renombrar al régimen consolidado parece que dará resultados más regresivos que los que teníamos antes.
Especial mención merece Galindo Favela, quien es buen mal ejemplo de lo que la juventud puede hacer cuando va aparejada de inexperiencia, arrogancia y tozudez. Personas como él son los que les cerraron las puertas a los jóvenes para buenas posiciones dentro y fuera del gobierno. El desorden en el gasto público solo tiene referentes en el siglo XIX, sin duda está haciendo historia.
De Laynez todo está dicho.
El Secretario está en la primera ronda, pero es claro que tiene que pedir cambio de cuatro cartas, porque no se permite cambiar cinco.
No suelo cambiar de tema, pero ahora se impone, la desproporcionada y poco sería ceremonia con jugadores de segunda división internacional, obra del repechaje, se efectuó como si regresaran con éxitos, el boomerang ha sido lanzado.