Se dicen muchas cosas sobre el lema “primero los pobres”. Para algunas personas de la autoproclamada izquierda verdadera, el presidente López Obrador le falló a su causa. ¿Así fue? La pobreza laboral pone a las personas en una situación de ingreso por trabajo inferior al valor monetario de la canasta dada. Esta última es una referencia numérica que aglomera un conjunto de alimentos cuyo valor sirve para construir la línea de bienestar mínimo –no óptimo, digno o ideal (Coneval, s.f.)–, pero si una referencia para conocer la situación de ingresos de la población.
El último análisis del Coneval indica que la población con un ingreso laboral inferior a la canasta alimentaria disminuyó entre el primer trimestre de 2022 y el primer trimestre de 2023, el porcentaje de la pobreza laboral presentó una disminución a nivel nacional de 1.1 puntos porcentuales al pasar de 38.8 a 37.7 por ciento, respectivamente. Entonces, ¿la pobreza laboral sube o baja? Hace falta un par de apuntes, el primero es que en 2020 vivimos una crisis mundial sin precedentes, esta situación rompió la tendencia descendente en la pobreza laboral que este gobierno había mantenido.
La crisis financiera de 2008- 2009 fue el antecedente de una tendencia al alza en la pobreza laboral en zonas urbanas, situación que cambió en 2015. Cuando inició el gobierno de Andrés Manuel la pobreza laboral disminuyó de manera importante; sin embargo, el cierre de la economía implicó necesariamente un alza de la variable explicada. Más relevante, a pesar de ser una crisis más fuerte la de 2020 que la de 2008-2009, la pobreza laboral retomó su tendencia descendente. ¿Por qué la pobreza laboral subió sin control desde 2008 y hasta 2015, aun con la inflación controlada?
Las últimas cifras del Coneval son por lo menos alentadoras, el ingreso laboral real per cápita tuvo un incremento anual de 7.3 por ciento, cerrando en 3 mil 058.60 pesos, entre el primer trimestre de 2022 y el mismo trimestre de 2023. Además, el número de personas ocupadas aumentó 2.4 millones. La pobreza laboral disminuyó en mayor medida en el ámbito rural (2.3 por ciento) que en el urbano (0.7 por ciento), al pasar de 51.9 a 49.6 y de 34.7 a 34.0 por ciento, respectivamente.
Algunas explicaciones se encuentran en la política salarial y del trabajo de los diversos gobiernos. El gobierno de Calderón fue especialmente dañino para los trabajadores, legalizó el outsourcing, limitó el crecimiento del salario mínimo, al igual que Peña. Las condiciones del mercado laboral en este gobierno son completamente diferentes. Este gobierno eliminó el outsourcing, se está fomentando un nuevo sindicalismo y se impulsa el aumento del salario mínimo, como nunca. Estamos viviendo una recomposición estructural en el mundo del trabajo en México. Los analistas de izquierda deberían ver un poco más lejos.