Susumo Azano enfrentó -a través de sus múltiples empresas- vientos hostiles procedentes de la SHCP, donde el otro Meade y Cordero campeaban. Sin embargo, al final de la administración todo acabó en concordia y hasta en colaboración política. La súbita aparición de Walter Meade en las huestes del personaje -se trata de decir- es una desafortunada coincidencia, pero en política, lo que no suena lógico, suena metálico.
Apenas la semana pasada ese personaje sufrió un revés en la SCJN, a manos de la nueva favorita, Sempra, a quien enfrenta no sólo en México, sino en la hermana república de California, donde curiosamente ambos contendientes parecen ser aficionados al “intenso” seguimiento de campañas electorales. No es para menos, los intereses que cobijan justifican muchos medios.
Hace poco se trató de paliar la deficiente y poco contundente acción en el caso del mexicano ejecutado, hablándonos de lo que pasó en 875 casos en los diez últimos años, sí, en lo que hicieron otros funcionarios, cuando lo relevante sería decirnos cuantos mexicanos fueron liberados de pena extrema por los buenos oficios de Meade y su equipo de novatos, particularmente en Texas y en Arizona. Claro, de la estrategia que se prepara para llevar el caso a cortes internacionales ante un convenio incumplido.
El caso es que no es sorpresa para nadie el saber que todos los cercanos al canciller encuentran ocupación en la atropellada y súbita estela de puestos que él ha venido dejando. Su designaciones en altos puestos de apenas un año, -en tareas completamente disímbolas- siempre encontraron eco en la parentela.
De bancos intervenidos a la alta dirigencia del Instituto Central, de puestos ejecutivos en el IPAB -por experiencia genética- o incluso de la banca, pero no de aquella en la que no se cobra, sino en la de los jugosos bonos, donde siempre supo encontrar el oportuno hueco. Si algo no se le puede criticar, es que no se preocupa por la familia.
Ahora, mediante emisarios, soto voce anda diciendo que no hay parentesco con el operador del entusiasta apoyador de Ernesto Cordero, también guarda silencio en cuanto a la tenencia de propiedades en Texas, particularmente en Woodlands y gira el rostro cuando se le pregunta el número de vuelos que ha realizado en aerolíneas exclusivas para unos cuantos, de esas donde nadie te mira cuando abordas.
Bueno, hasta la de Pandora, “la de todos los dones”, ahora será negada. Porque el que goza de los favores de los poderosos es PP.
Más aún, no señala puntualmente que también se desempeña como embajador del gabinete en las francachelas que organizan Roberto Gil, Ernesto Cordero y hasta el oscuro michoacano.
¿Será ahora que comenzará a negar su consistente práctica como el “canciller del empleo”, aunque se le critique que ha empezado por la familia?
Un sabio político que bien les conocía, me aclaró hace años, que los Meade no tienen amigos, sino intereses.