Debemos aclarar una cosa desde el principio. Por alguna razón la distribuidora Sony Pictures decidió que era una buena idea titular “Baby Driver” en español como “Baby: el aprendiz del crimen” y creo que esto es innecesario, el nombre original por sí solo es perfecto.
Para aquellos que van corriendo a YouTube a buscar el trailer y lo primero que aplauden es que sale una actriz mexicana (Eiza González), por favor dejen el orgullo nacional por un momento y enfóquense en que la cinta destaca por muchas otras cosas que por el talento de casa.
“Baby Driver” llegó en un año en el que el cine se encuentra estancado entre franquicias, sagas, secuelas y refritos, en un instante en que pocas cosas son propositivas y se atreven a hacer algo refrescante.
Eso es lo que ofrece el largometraje de Edgar Wright, quien le metió toda su creatividad al guión y lo potencializó a través de la música, además de otorgarnos a un personaje distinto y fuera del estándar hollywoodense.
Baby es un chico cuya obsesión es manejar, no es un bandido, no es un asaltante o un criminal a mano armada, algo que se equipara al personaje que interpretó Ryan Gosling en “Drive” (2011), quien decía a sus contratantes: “Yo no porto una pistola. Yo manejo”.
Una particularidad fabulosa que comparten ambos sujetos ficticios es que son anónimos, para el público solo son Driver y Baby, aunque de éste último sí conocemos sus motivos de personalidad, lo cual nos hace tener un vínculo más cercano con él.
Baby no es héroe, pero tampoco es villano, es un adolescente ordinario en una situación extraordinaria, es el moderno vaquero del western estadounidense. Él no se roba a la chica para irse cabalgando al final del horizonte cayendo el atardecer y lo más importante es que ésta no es una historia acorde a un “felices para siempre”.
Para quienes sigan dudosos de si sentarse a ver “Baby Driver” o no, piensen lo siguiente: los actores Jon Hamm, Jamie Foxx, Kevin Spacey –los últimos dos ganadores de Premios Oscar– están dentro del elenco, ¿ustedes creen que van a poner en juego su reputación en una película cualquiera?
Y los amantes de las películas notarán un montón de guiños al séptimo arte creado por Hollywood, basta mencionar que el director es un fanático de “Volver al futuro”, entre otras cintas estadounidenses.
“Lo que me entristece es que como que, bueno, el cine indie está creciendo y siempre hay cosas buenas que salen del cine internacional y hay premiaciones al cine cada año pero ¿dónde están las películas con sucesos originales?”, cuestiona el realizador sobre la razón por la que ya no se hacen películas con buenas ideas.