Hay días –como hoy– que me pregunto si lo que he hecho toda mi vida tiene sentido. Me refiero a contar historias. ¿Para qué hacerlo en un mundo inundado de ruido: elecciones, ataques de unos contra otros, quejas, desinformación, violencia, chismes de farándula, la pandemia que va y viene y no se acaba de ir?
Lo bueno de este oficio, que Gabriel García Marquez describió como el “más hermoso del mundo”, es que las respuestas no tardan mucho en llegar.
La respuesta a mi pregunta de para qué contar historias me llegó al platicar con mi amigo y colega Arturo J. Flores, editor en jefe de la revista Playboy México, para nuestro Bar Emprende
De pequeño, quería ser agente secreto y cumplir una misión cada día. Su mamá le decía: “¡Estás loco!” Era un niño inquieto que se aburría fácilmente, por eso, para él, cambiar de casa más de 17 veces en su vida sólo fue parte de romper con la rutina.
Descubrió con emoción que ser periodista era la profesión que le permitía tener una misión distinta cada día y nunca aburrirse.
Estudiaba el tercer semestre de periodismo en la UNAM cuando comenzó a escribir para diferentes medios de comunicación. Ha escrito en “muchos universos”, como él lo describe: periodismo musical, guiones, novelas y cuentos.
En esos andares de contar historias, a Arturo se le metió en la cabeza hacer un reportaje sobre el Stand Up y quiso hacerlo bajo los parámetros del periodismo gonzo, el cual plantea un abordaje directo de la noticia, donde el periodista es parte importante de la historia.
Se inscribió a una escuela de Stand Up, estudió varios meses ahí y se graduó haciendo una presentación en público. Descubrió que este estilo de monólogos era otra forma increíble de contar historias y se volvió standupero profesional.
“Uno se puede reír de la tragedia, pero, sobre todo, te ríes cuando te ves reflejado en la otra persona y cuando tu historia se refleja en la historia que te están platicando”, dice.
Arturo considera que la pandemia permitió al periodismo rescatar la historia, no sólo con cifras sobre la cuarentena, el aislamiento, la muerte o negocios cerrados, sino al escribir sobre las personas, sus vivencias, sus temores. “Es incurable, es crónica esta enfermedad de contar historias.”
De las historias podemos aprender del pasado para responder mejor en el futuro, opina. “Esto (la pandemia) no es nuevo… A nosotros nos parece nuevo y, sobre todo, a alguien que tiene 20 años. Las cuarentenas, los encierros, la gente que fallece, los negocios que se cierran… esto es circular, pasa cada determinado tiempo.”
A veces, aunque las historias están ahí para enseñarnos, nos negamos a aprender de nuestros errores. “El ser humano es tan arrogante que piensa que porque ya puede hacer una llamada en tiempo real o pedir un transporte que llega a tu casa, un virus es una cosa del pasado. ¡No! Somos igual de frágiles y vulnerables. Tenemos que aprender que esto puede volver a suceder.”
Gracias, Arturo, por recordarme para qué seguir contando historias.
Genaro Mejía es periodistadigital y denegocios con más de 20 años de experiencia y LinkedIn Top Voices 2019