Mucha molestia se manifestó por parte de la Cancillería en la reciente ejecución de un connacional, pero al igual que siempre, todo se lo llevó el viento. Parecería que esos son los límites del derecho internacional público, ya que las cortes y sanciones internacionales, parecen ser un misterio para la SRE.
Economista de corazón y abogado de papel, Meade siente que cumple su trabajo con dejar que el espionaje transfronterizo y Rápido y Furioso, no queden sino en pláticas de café, sin que el amplísimo derecho convencional que resulta aplicable surta provecho en favor de nuestra Nación y de los mexicanos.
Atropellar nuestros derechos se ha convertido en algo casi anecdótico, dado que la Secretaría parece privilegiar a la vocería y no a la consultoría jurídica.
Lógico sería pensar que la importación subvertida de armamento por parte de identificados funcionarios del vecino del norte, cuando menos hubiera parado en compensaciones económicas o en la creación de un fondo para paliar los efectos del acreditado crimen que trascendió a este lado del Bravo, pero al Canciller, con una reprimenda a los responsables le bastó.
Prácticamente sin reservas, el TLC ahora permitirá a nuestros “socios comerciales” maximizar el desbalance comercial, pero ya apareció Meade, a decir que no habrá renegociación, lo cual quiere decir que no habrá prorrogas y que el peso de las reservas se lo llevará el viento.
Viene una lista de nuevos ejecutados, y nuestra diplomacia continuará pensando que al decir que hasta el último minuto harán el ridículo, será suficiente para no avergonzarnos. El compromiso internacional fue quebrantado, pero con declaraciones se gana el tiempo necesario para que una vez más quede claro que el derecho internacional en nuestro país es letra muerta.
Como a Serrat, Beckenbauer, Placido Domingo y Bono, ahora al pintoresco presidente uruguayo se le otorga la condecoración de la Orden Mexicana del Águila Azteca, se dice que por servicios prestados a México, alegando que en su posición oficial y representando los intereses internacionales de su país, con el que tenemos un raquítico intercambio comercial, ha favorecido a la patria.
El Senado, como es su costumbre, entre bostezo y bostezo, no reparó en que los ejemplos empleados para acreditar el otorgamiento, son acciones que de suyo y por decoro político tendrían que ser realizados en provecho de los uruguayos, que son los mandantes del galardonado, sin que éste pudiera pensar de lejos en “favorecer” a México.
La verdad sea dicha, habrá que estar más atentos en los asientos, posiciones o votos que Meade habrá negociado con aquel país, que a los forzados servicios que el Senado no chistó en considerar como transcendentes, y sobre todo, distintivos de otros prestados por jefes de estado contrapartes del exterior, y que hoy, se atribuyen al descorbatado personaje.