Operación Legitimación

Dicen que Enrique Peña Nieto está urgido de legitimarse frente a tantas dudas que pesan sobre la elección presidencial del primero de julio.

Por esto ya está promoviendo entre los priistas la necesidad de que a la brevedad se convoque a un periodo extraordinario para que los diputados y los senadores aprueben dos legislaciones pendientes: la reforma energética y la ley general de víctimas. Una de corte económico; la otra, social.

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Dicen que Enrique Peña Nieto está urgido de legitimarse frente a tantas dudas que pesan sobre la elección presidencial del primero de julio.

Por esto ya está promoviendo entre los priistas la necesidad de que a la brevedad se convoque a un periodo extraordinario para que los diputados y los senadores aprueben dos legislaciones pendientes: la reforma energética y la ley general de víctimas. Una de corte económico; la otra, social.

Por cierto, sobran los analistas que piensan que le falta una estrategia de contención a Peña Nieto frente al creciente malestar generado por la presunta compra de votos con los casos Monex y Soriana, además de las multitudinarias marchas Anti-Peñistas en todo el país.

Es cierto el refrán aquel de que calladito se ve más bonito, pero el silencio en territorio nacional combinado con las poco afortunadas entrevistas en medios internacionales –como la de Fareed Zakaria en CNN- no está resultando nada positivo.

Los votos comprados

Es absurdo, pero aunque existe una gran indignación por la presunta compra de votos por el PRI, eso no llevará necesariamente a la cancelación de la elección presidencial debido a que la legislación actual ya no lo contempla.

Desde el 2007 la ley electoral no prevé la nulidad abstracta que permitía la supresión de una elección por haber rebasado el límite de los gastos de campaña. 

En el 2000 se anularon las elecciones de gobernador de Tabasco. En el 2001 se canceló la de la alcaldía de Ciudad Juárez. Y en el 2003 la de gobernador de Colima.

La apuesta priista es que por ahí no es. Pero lo que es evidente es que las tarjetas y el regalo de despensas ya levantaron la ola nacional de movilizaciones de protesta que va en ruta de deslegitimar lo ocurrido el primero de julio.

Y eso ya va más allá del nombre de Andrés Manuel López Obrador. Pregúntenle de eso a Felipe Calderón.

Alerta roja en NL

El caso de las 175 placas de auto traficadas desde las entrañas del gobierno de Nuevo León podría convertirse en la puntilla para la caída de Rodrigo Medina.

Para nada será suficiente el cese de Pedro Morales Somohano, el responsable del área, cuando de lo que se habla es de una red nacional de ladrones de autos que empleaban esas placas con la complicidad de las autoridades estatales, para legitimar sus robos.

Dicen que el caso está en manos de la PGR y que en cualquier momento le estallará en la cara al gobernador de Nuevo León, que ahora si parece tener los días contados.

Sobre todo cuando Rodrigo Medina acumula ya tres nuevas medallas de oro en lo que va del año.

El de la familia corrupta con el descubrimiento de los fraccionamientos en San Antonio. El de la peor operación priista en un estado priista que terminó en manos del PAN. Y el de la marcha más nutrida contra Peña Nieto el pasado fin de semana. 

A lo mejor por eso ayer se descolgó por Monterrey el ahora senador electo Emilio Gamboa para sostener una encerrona con algunos empresarios regiomontanos del llamado Grupo de los 10.

La gaviota del sureste

El gobernador electo por Chiapas, Manuel Velasco Coello, tiene algo en común con Enrique Peña Nieto. Y no es que los dos sean jóvenes y les guste el gel.

Más bien es su debilidad por las heroínas de la pantalla chica, particularmente de Televisa. En días recientes se confirmó que Velasco Coello inició un noviazgo con la actriz y cantante Anahí, quien podría convertirse en la primera dama chiapaneca. Otra unión más de la telepolítica.

Pero no hay que olvidar que el político del Partido Verde no es nuevo en estas lides, pues tiene experiencia como legislador, ha sido diputado federal y senador, además de una vocación que le viene de herencia.

El nuevo mandatario es nieto de Manuel Velasco Suárez, quien fue gobernador de Chiapas entre 1970 y 1976 en plena época echeverriista. Además es sobrino político de Manuel Camacho Solís.

Lo que sí no cabe duda es que por ser el gobernador más joven, con 32 años, sin duda también será muy “rebelde” como su novia Anahí, la chica RBD.

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