Once TV

Pero, ¿para qué necesitamos más señales?, si las que existen se dedican a seguir la línea de programación que marca la televisora de San Ángel, rellenando tiempo aire con talk shows, telenovelas, lucha libre y noticieros descafeinados.

Obvio, resultaría sano contar con más opciones en el espectro nacional, pero lo que realmente rompería el paradigma televisivo sería la propuesta, pero sobre todo la ingesta, de contenidos diferenciados.

Juan Carlos Altamirano Juan Carlos Altamirano Publicado el
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Pero, ¿para qué necesitamos más señales?, si las que existen se dedican a seguir la línea de programación que marca la televisora de San Ángel, rellenando tiempo aire con talk shows, telenovelas, lucha libre y noticieros descafeinados.

Obvio, resultaría sano contar con más opciones en el espectro nacional, pero lo que realmente rompería el paradigma televisivo sería la propuesta, pero sobre todo la ingesta, de contenidos diferenciados.

No hace falta licitar una señal de TV, es necesario consumir contenidos frescos, provengan de canales públicos o privados. En el primer caso, Once TV es el mejor ejemplo. 

La señal que inició transmisiones el 2 de marzo de 1959 desde la unidad profesional Lázaro Cárdenas del Instituto Politécnico Nacional, bajo la idea del ingeniero Alejo Peralta, es hoy uno de los modelos más frescos y desafiantes de televisión pública dentro y fuera del país.

Aunque el área de noticieros carece de autonomía editorial del gobierno, el resto de las emisiones han evolucionado orgánicamente al tipo de público que busca televisión propositiva.

El presidente en turno es quien elige al director de Canal 11. Por ese despacho desfilaron toda clase de personajes; la mayoría limitaron al 11 a ser repetidor de boletines gubernamentales y a transmitir viejos documentales. 

Sin embargo, existen los que aportaron cambios significativos al canal del Instituto Politécnico Nacional, como Alejandra Lajous y Fernando Sariñana. 

Lajous recibió un “patito feo” y heredó un “cisne blanco”. “Televisión que inspira”, rezaba el lema del renovado canal durante el sexenio de Ernesto Zedillo, presidente que brindó un especial empuje a la televisora por tratarse de un organismo perteneciente a su alma mater.

Desafortunadamente el sucesor de Lajous, no logró sostener la misma calidad de programación. Tuvieron que pasar seis años para que Sariñana le diera una vuelta de tuerca a la producción de contenidos. 

A pesar de que enfrentó severas críticas por la modificación de la barra de programas, coberturas y horarios, el cineasta –mejor conocido por trabajos como “Niñas mal”, “Amarte duele” y “Todo el poder”– estrenó formatos nunca antes hechos por una televisora del Estado.

Series como: “Bienes Raíces”, “XY”, “Soy tu fan”, “Los Minondo”, “Pacientes”, “Paramédicos” y “Estado de gracia”, tuvieron participación en certámenes internacionales como La Ninfa de Oro y llegaron a promediar 5 y 6 puntos de rating, números nunca antes alcanzados por el canal del “Poli”.

Hace 40 años, en los setenta, se realizó un gran esfuerzo porque el 11 transmitiera a color. Hoy el canal cubre el 32.95 por ciento de la República Mexicana.

Con el servicio de televisión de paga, la cobertura llega a 579 poblados del país y a casi todo Estados Unidos.

La antropóloga social, periodista y escritora, Enriqueta Cabrera Cuarón, dio hace unos días sus primeros pasos por las instalaciones de Once TV como nueva directora. 

Cabrera Cuarón estuvo al frente del extinto periódico “El Nacional”, apéndice informativo del PRI. También fue subdirectora del desaparecido diario “El Día”. 

A reserva del rumbo que tome Canal 11, lo que importa es que esta señal adquiera cada día más televidentes.

¿Para qué esperar a que liciten nuevas señales?, si no volteamos y apreciamos la retadora propuesta que una televisora pública como Once TV tiene para nosotros.

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