Nueve embajadores en El Vaticano y la Ley del Embudo

Los priistas en el pasado formaban un grupo de católicos vergonzantes, pero después de que Carlos Salinas de Gortari, el 28 de enero de1992, diera luz verde a la reforma del Artículo 130 Constitucional, las relaciones de México con El Vaticano dieron un giro de 180 grados.

Así, gobiernos panistas y priistas  se despojaron de la máscara y hoy son verdaderos creyentes y admiradores del clero católico o, con palabras más precisas, mantienen un enorme respeto a la política que ejerce la jerarquía eclesial en el país.

Transcurridos 21 años desde que Salinas de Gortari planteara como una necesidad primordial las relaciones diplomáticas entre México y la llamada Santa Sede, ocho embajadores o becarios, entre panistas y priistas, han pasado o paseado,  sin pena y mucho menos gloria, por el Estado más pequeño del mundo.

Tenemos que dar por descontado que la embajada mexicana en El Vaticano es un ornato más en esa diminuta región del planeta, por consiguiente el embajador en turno pareciera más un becario en Hawaii, en la Riviera Maya, o en Rio de Janeiro.

Los datos resultan interesantes.

El primer becario o embajador de México en El Vaticano, fue Enrique Olivares Santana (1992-1995); siguió, Rafael Mijares Fierro (1995); después llegaría Guillermo Jiménez Morales, para el lapso 1995-1998; Horacio Sánchez Unzueta, fue a ocupar esas oficinas de 1998 hasta el año 2001; de 2001 al 2003, Fernando Estrada Sámano fue el representante de México ante el Papa Juan Pablo II; Javier Moctezuma Barragán, en pleno foxiato (2003-2005), hizo el sacrificio de ocupar el cargo de marras; posteriormente, arribó al Vaticano Luis Felipe Bravo Mena (2005-2008). 

Es tan importante esta embajada o la inteligencia de Bravo Mena es bastante superior e indispensable, que el entonces Presidente Calderón lo trajo de la Santa Sede para convertirlo en su secretario particular. 

El último de los mohicanos o el último de los diplomáticos panistas ante el Papa Benedicto XVI fue Federico Ling Altamirano (2008-2013). ¿Alguien sabía qué hacía o qué hizo Ling Altamirano y los que le antecedieron, en ese Estado? Es pregunta.

Quien viene a engrosar a este grupo de becarios-diplomáticos, es Mariano Palacios Alcocer, que apenas el 9 de marzo fue nombrado embajador de México ante la Santa Sede. 

De esta forma, llega un político de izquierda que siempre ha cobrado con la derecha. Bueno, no está mal que un moderno Adán, por aquello de que en Querétaro siempre se ha “comido” una manzana del Centro Histórico, represente a México en El Vaticano.

Alfiles de Gamboa Patrón

Apenas transcurrieron 100 días del actual gobierno y algunos ya empiezan a acomodar las calabazas a su modo. Es el caso del Emilio Gamboa, quien no pierde el tiempo.

Haciendo un futurismo poco común, Gamboa empieza a mover alfiles para el 2018: 

Dicen que a Aristóteles Sandoval, gobernador de Jalisco, le metió con calzador a su actual secretario general de Gobierno, al senador con permiso Arturo Zamora Jiménez.

Con el lamentable caso de Fausto Vallejo, mandatario michoacano, quien por el momento está indispuesto para despachar en la gubernatura, el jefe de la cámara alta, al mismo tiempo que declaraba que Vallejo estaba muy enfermo, hacía los planes correspondientes para poner al también senador José Ascensión “Chon” Orihuela, en el círculo de espera, para lo que se pueda ofrecer en algunas semanas, por si se requiere un gobernador sustituto.

Aquí no se puede pasar por alto a Juan Antonio Ixtláhuac Orihuela, quien como munícipe de Zitácuaro, fue detenido en el “michoacanazo” del 2009 y, el 9 de marzo de 2010, liberado. 

En el caso de Baja California, hubo jaloneos provenientes del Palacio Legislativo de San Lázaro, y los que salían de la Cámara de Senadores. Esta vez  Gamboa no salió bien librado. Manlio ganó con el senador Fernando Castro Trenti.

Los enterados afirman que Emilio Gamboa ha pactado con algunos funcionarios que despachan en Bucareli. Y con ellos se prepara para sobrevivir políticamente  hasta el 2024.

Calderón sigue en México

Las recientes declaraciones de la senadora María Luisa “Cocoa” Calderón,  confirman que su hermano Felipe  está más cerca que nunca de Acción Nacional.

El expresidente no se cansa de tirar línea desde Harvard para  buscar destituir a Gustavo Madero. Para ello también utiliza a los porros convertidos en senadores, Roberto Gil Zuarth y a Javier Lozano, quienes son la punta de lanza de la facción que planea un golpe al interior del panismo, al mero estilo totalitario.