Gran acierto de la Federación Mexicana de Futbol, al nombrar a Arturo Brizio Carter como el nuevo presidente de la Comisión de Arbitraje.
Un tema es sin duda un gana-gana-gana en todos los elementos del futbol mexicano, desde la Federación Mexicana de Futbol, pasando por la Asociación Mexicana de árbitros, que es un organismo reconocido pero no tiene voz ni voto, por supuesto jugadores, técnicos, directivos, que tendrán en uno de los mejores árbitros de carrera del futbol mexicano, un hombre además con una gran capacidad de liderazgo, un gran don de gente, el directivo idóneo para manejar estos destinos tan complicados del arbitraje.
Sustituye a Héctor González Iñárritu, a quien se le cargan ahora todos los muertitos, el tema de González Iñárritu es que siempre tuvo la guadaña puesta en el cuello, precisamente por no formar parte del gremio de los árbitros, por no haber ejercido nunca esta carrera y porque todos los problemas administrativos, o de cancha, a pesar de tener instructores, se le cargaban por este rubro de decir “es que él no fue árbitro y no tiene esta experiencia”.
Para los árbitros pues no es que haya sido ganar una batalla, ojalá que no lo tomen así, ojalá lo tomen como que finalmente llega a dirigir al gremio uno de ellos, pero no solo uno, sino uno de los más distinguidos de toda la historia del arbitraje mexicano.
Yo creo que vamos a ver una era de tranquilidad en el sentido del aval que tienen los árbitros para con quien será su presidente.
Muy similar a la que tuvo Edgardo Codesal en el largo tiempo que estuvo, con mucho éxito por cierto, al frente de la Comisión de Arbitraje, es decir, uno de los suyos, uno de los más distinguidos, es hoy presidente de la Comisión, que no de la Asociación o Colegio de Árbitros, que sigue siendo un ente que pertenece a la FMF, que no es un ente paralelo, como sería lo ideal, pero paso por paso, como dijo aquel.
Las credenciales de Arturo Brizio están a la vista y sobran. Dos veces fue designado como árbitro mundialista, y no porque fuera de México sino por sus méritos, sin duda en aquel partido inaugural, se acordarán ustedes, entre Alemania y Bolivia que ganó Alemania donde por cierto expulsó al “Diablo” Etcheverry, el jugador más distinguido en la historia del balompié boliviano, que venía de una larga lesión, entró de recambio y a los tres minutos una entrada a destiempo y para fuera.
Y en el 98 muchos se acuerdan de él no por sus grandes actuaciones, que sí las tuvo, es más, estuvo en la antesala de dirigir la Final y no la dirigió porque en el partido de Alemania contra Arabia Saudita, expulsó y esto me lo platica Artutro Brizio, con quien tengo una excelente relación de amistad aunque nos veamos poco, dice que cuando de pronto vio al jugador al que le dan un pisotón, él saca la tarjeta roja y dice: “empecé a ver los zapatos, luego veo las medias, el pantalón, la camisa y cuando veo la cara era el rostro de Zindedine Zidane”.
Cuando estaban por designar el viernes previo a la Final quién sería el que pitaría la Final del 98, le avisaron a Arturo que él no sería y al final de cuentas él está convencido y varios compañeros se lo dijeron, que fue porque era el árbitro que más había expulsado en los Mundiales, él dice que solamente se equivocó en una pero esto es otra cosa.
El gremio arbitral tiene pues ya a alguien con mucha autoridad ante cada uno de ellos, con una gran capacidad de liderazgo, un hombre que tiene convicción y que sabe además comunicar bien, un hombre además que no se tienta el corazón en el tema de la autoridad, esto lo aprendió de su padre que también fue árbitro y de su hermano Eduardo Brizio, quien también es un exárbitro distinguido.
Así las cosas pues, el mejor de todos, el mejor exárbitro que podría dirigir a los árbitros ahí está, un hombre al que lo avala su carrera, un gran árbitro, pero le digo algo… mejor persona.
