Casi todos, hasta la mayoría de los normalistas de Ayotzinapa, estamos de acuerdo en condenar la violencia, venga de donde venga.
Sin embargo unos cuantos, aunque sean pocos, han sido los suficientes como para vender la imagen de que somos un país en llamas, con tal de lograr el objetivo de desestabilizar al Gobierno Federal.
Y es que nada justifica el camino de la violencia que solo conduce a generar más violencia.
Algo que por cierto jamás entendió Felipe Calderón, y cuyas consecuencias está padeciendo el presidente Peña Nieto.
¿Hay alguien que clame justicia por las decenas de miles de desaparecidos y por las decenas de miles de muertos que ocurrieron en el sexenio pasado?
Mea culpa
Para colmo al cardenal Norberto Rivera se le ocurrió culpar a la sociedad por la violencia.
El arzobispo de la diócesis más antigua de México dice que “cuanta complicidad pesará sobre nosotros si seguimos fomentando la difusión de la violencia”, como si ocultar la verdad de lo que pasa y fingir que no pasa nada, fuera el camino para la paz.
¿Qué acaso no es el camino de la justicia el que conduce a la paz, en lugar de los silencios cómplices, como los que protegieron por años a Marcial Maciel?
Pero en lo que tiene razón su eminencia es en que no debemos asustarnos por cosechar tempestades, si lo que hemos sembrado son vientos violentos.
Sobre todo si durante el sexenio de Felipe Calderón no escuchamos al cardenal Norberto condenar la siembra de tantos vientos violentos, sino más bien lo que resonó fueron los silencios cómplices.
Aunque no sea época de Adviento todavía, y mucho menos de Cuaresma, no estaría mal que para explicar las causas de la violencia escucháramos también un “mea culpa”.
Experiencia probada
Hoy y mañana serán los últimos días para que los que se sientan con agallas para asumir el cargo de las fiscalías especiales en Delitos Electorales y Delitos Relacionados con Hechos de Corrupción, presenten sus papeles y sus antecedentes en el Senado de la República.
En los dos casos se requiere una experiencia mínima de 5 años en cargos de dirección en estas materias para calificar para el puesto.
Es decir, tener una sólida carrera burocrática, y ser gente “probada”.
Otra “corriente democrática”
Ya que el presidente del PRD Carlos Navarrete no va a renunciar, como quieren el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, los inconformes podrían optar por formar otra “corriente democrática” como la que los expriistas formaron en el tricolor en 1985.
Por su parte la dirigencia perredista podría proceder como en su oportunidad lo hizo la dirigencia priista, que en aquellos años comandaba Jorge de la Vega Domínguez.