Elon Musk, el hombre más rico del planeta con una fortuna estimada en 273 mil millones de dólares, ha hecho una oferta para comprar el 100 por ciento de Twitter. Su intención es convertirla en una arena pública donde se mantendrá la moderación de contenidos al mínimo y se adoptarán medidas tecnológicas para reducir o eliminar el negocio de las “granjas de bots”.
El movimiento ha generado polémica, algunos creen que es una broma, en parte porque el precio por acción fijado por Musk fue de 54.20 dólares, un número que alude a la cultura cannábica (4:20). El multimillonario nunca ha ocultado su gusto por la mariguana e incluso declaró que la próxima reunión del consejo de administración de Twitter estaría “encendida”: “Twitter’s next board meeting is gonna be lit”.
Pero Elon Musk no es el tipo de persona que bromea cuando anuncia sus intenciones. De hecho, el pasado 4 de abril adquirió el 9.2 por ciento de las acciones de Twitter, convirtiéndose así en el accionista mayoritario. Su nueva oferta para comprar el 100 por ciento fue debidamente inscrita ante la Securities and Exchange Comission (SEC), lo que la hace seria y legal.
¿Por qué comprar Twitter?
Las inversiones actuales del magnate sudafricano se concentran en empresas de vehículos como Tesla y SpaceX o energías limpias con SolarCity y Tesla Energy, y hasta el momento no había demostrado interés en el negocio de las redes sociales.
Sin embargo, la carrera de Musk parece estar motivada por la persecución de ideales y no necesariamente por la búsqueda de utilidades rápidas. En varias ocasiones se ha arriesgado a perderlo todo con tal de hacer florecer proyectos que él considera benéficos para la humanidad.
En el caso de Twitter, Elon Musk está convencido de que se trata de una plataforma necesaria para garantizar la libertad de expresión en Internet, una visión que los tribunales de muchos países han compartido, si bien se trata de una red social propiedad de un grupo de accionistas, Twitter se ha convertido en un canal indispensable para quienes desean participar en el debate público.
En los últimos años, los sectores conservadores de Estados Unidos han criticado fuertemente a Twitter por expulsar a Donald Trump tras los disturbios en el Capitolio. Trump tenía en ese momento 88.7 millones de seguidores y era uno de los usuarios protagonistas de la red, en un día llegó a enviar hasta 200 mensajes.
Elon Musk, quien se define como un “absolutista” de la libertad de expresión, seguramente permitiría que Trump regrese a Twitter, un suceso que muchos temen, especialmente sus adversarios políticos.
Dado que existen grupos poderosos a quienes no les conviene que Twitter cambie sus políticas de moderación de contenidos, creo que Musk no logrará concretar su intención de compra. No obstante, el revuelo que ha generado su oferta le sirve para enfatizar su crítica hacia las redes sociales. Él mismo resumió su postura en la siguiente frase: “He invertido en Twitter pues considero que tiene el potencial para ser la plataforma global para la libre expresión, y creo que la libertad de expresión es un imperativo social para toda democracia funcional”.