El mercado en aquel entonces consumió 29 mil millones de dólares de Tesobonos, hoy Pemex colocó apuradamente 4 mil, que en términos relativos son apenas un suspiro. Lejos de ser buena noticia solo recuerda las recetas de Pedro Aspe, que colmaba los mitos geniales con deuda difícil de pagar. Así es, se trata de la misma escuela.
Lo que queda a tras mano de la emisión es la garantía del Gobierno Federal y pagos que se realizarán hasta concluido el sexenio, algunos hasta dentro de 30 años. No se informa sobre los inversionistas que participaron como tomadores en firme, ni si la banca de desarrollo u bancos de inversión mediaron en el financiamiento como acreedores puente.
La realidad es que mucho hay de mero refinanciamiento y de window dressing y poco de recursos frescos, y eso es natural. En la década pasada lo lógico era que el dinero llegara vía Pemex, ya que se trataba de fortalecer al descentralizado, pero hoy, las inversiones se harán en nuevas empresas que firmarán alianzas con Pemex, que ya sólo cuenta con viejas asignaciones por aportar.
El nivel de pensiones a pagar y un costoso contrato colectivo, hacen inviable a la paraestatal para capturar las nuevas inversiones. Por el contrario, todo apunta a un esquema dual de empresa vieja y empresa nueva, a la que sólo se traspasarán los activos, dejando los hoyos negros en el pasado cardenista.
La reciente colocación lejos de dar noticia de un ente renovado sólo apunta lo que está por venir, y esto es, que la deuda petrolera se consolidará con la deuda del Gobierno Federal, el cual será el garante de última instancia, haciendo irrelevante la fortaleza del otrora monopolio. La colocación fue una emisión más de la SHCP, gracias a un límite de financiamiento inusitado aprobado por legisladores de responsabilidad distraída, aunque el anunció pretendiera ser broche áureo de la reforma express.
La estrategia sólo pudo impactar a neófitos de las finanzas públicas, pero los mercados e inversionistas sofisticados saben que las inversiones se harán en las empresas que materialicen las alianzas con la nueva entidad. A la de Marina Nacional sólo le llegara el flujo necesario para ir desarmando la plantilla laboral; para remozar la red de ductos que hay que transferir y para “explicarle” al Paquito del comercial que nuevas empresas están dispuestos a contratarle.
La estructura de la emisión y su mecánica apresurada, al estilo Goldman, dejó claro que se practicará una centralización del crédito público y que en efecto, el apetito ya no puede ser el mismo por la entidad saliente. Ya no serán los derechos sobre hidrocarburos y otros gravámenes al organismo los que alimentarán al presupuesto federal, sino que los nuevos mecanismos de cobro del gobierno central serán la vía de financiamiento al gasto.
En ciernes tenemos el convenio administrativo con el sindicato, el que por primera vez irá a la baja.