Milei evoca a Thatcher, Reagan y Friedman

El papel de Milei recuerda a la entrada del neoliberalismo al mundo. Los setenta, fueron una década de turbulencia política, social y económica mundial
Tonatiuh Martínez Aviña Tonatiuh Martínez Aviña Publicado el
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En el panorama económico y político argentino, se destaca una figura que en los pasados comicios destacó por allegarse del 30 por ciento de las simpatías, una efigie que despierta interés y debate, su nombre: Javier Milei. Los orígenes del personaje son previos a la pandemia, cuando en programas de televisión de polémica y debate, destacaba por su carácter y estilo provocador. Sus palabras siempre estridentes y de poca profundidad se centraban en llamar al gobierno como el causante de todos los problemas de la nación. Con la pandemia, la inflación argentina se disparó exponencialmente, hasta llegar a cifras superiores al 100 por ciento anual. No omito decir que la inflación es el impuesto más cruel para quien menos tiene, se come los ingresos sin miramiento y en un escenario hiperinflacionario, cualquier gobierno tendrá a cuesta mantener y ganar adeptos.

El papel de Milei recuerda a la entrada del neoliberalismo al mundo. Los setenta, fueron una década de turbulencia política, social y económica mundial. Diversos actores señalaron al Estado como responsable de la mala situación acaecida. A principios de la década se comenzó a difundir la idea de que el tamaño del sector público era el problema de la elevada inflación, el bajo crecimiento económico y alto nivel del desempleo, señalamientos esgrimidos por economistas populares como Milton Friedman (Mares, 2010). Los llamamientos a un giro en el timón sobre la visión con la que debía administrarse la crisis encontraron eco con Augusto Pinochet en Chile (1973), Margaret Thatcher en Reino Unido (1979) y Ronald Reagan en Estados Unidos de América (1981). Jefes de Estado que iniciaron un cambio en la política reinante, disminuyendo la actividad estatal en los ámbitos de la vida pública (Munck, 2005). A ellos le seguirán buena parte del mundo occidental, con cambios que mermaban la influencia del gobierno en su economía y que disminuían su política social, buscando que los mecanismos de mercado tomaran su lugar.

Desde su llegada a la escena pública, Milei se ha destacado por su verbo incendiario y su estilo directo. Sus discursos apasionados y sus comentarios fuertemente polarizantes han hecho que tanto sus seguidores como sus críticos se sientan atraídos hacia él. No es raro verlo en programas de televisión, en charlas y conferencias, donde expone su visión contundente sobre la economía, la política y la sociedad argentina. El candidato de La libertad avanza, es un defensor acérrimo del liberalismo clásico. Aboga por una reducción drástica del tamaño del Estado, la eliminación de subsidios, la apertura comercial y la reducción de impuestos. Sus ideas se alinean con una visión de libre mercado en la que la competencia y la iniciativa privada son los motores del crecimiento económico. No obstante, sus propuestas también han sido fuente de controversia, ya que muchos argumentan que podrían exacerbar las desigualdades sociales y afectar a los sectores más vulnerables de la sociedad. En síntesis, su receta es reducir el estado a su mínima expresión y dolarizar la economía. En siguientes entregas hablaremos más de sus propuestas.

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