Felipe Calderón muchos motivos dio para que los mexicanos fueran mal vistos en el exterior. La inversión comenzó a caer ante su torpe manera de conducirse. Lo que realmente ingresó a nuestro país fue raquítico y exiguo, más, si se compara con las cantidades que salieron de territorio nacional, fuertes sumas, claro, hacia Singapur. Pero en el desorden generalizado que fue su administración, destacan algunos escándalos que quedarán registrados en los anales de lo vergonzante, uno de ellos es el llamado michoacanazo.
Así es, ese oscuro personaje pensó que podría controlar su estado natal, inventando acusaciones contra todo el aparato que administraba justicia en aquella entidad. El resultado fue que -tarde o temprano- sus ineptos asesores legales hicieron primero el ridículo ante nuestras cortes y después dejaron huella a nivel internacional en lo tocante a lo que un tirano tropical puede hacer cuando el Congreso General está pintado.
Hoy, aún hay tiempo para fincarle responsabilidades por sus excesos y atropellos, orquestados para impulsar la imagen de una hermana que, a pesar de formar parte de las filas de vela perpetua, no acierta a presentar en sociedad a su pareja eclesiástica.
Viene ahora un supuesto acuerdo para entregar Michoacán a un PRD desarmado y desarticulado, por conducto de Silvano Aureoles, quien ya arrancó campaña acompañando a la maquinaria electoral amarilla. Sin embargo, el postulante debe saber que su partido no está para gobernarse a sí mismo, por lo que menos está en condición de administrar la tierra bronca que lo vio nacer.
Ante un PAN que pretende impulsar la carrera de un senador que no acaba de explicar las supuestas adquisiciones que él y doña Gladys prestidigitaron en Lázaro Cárdenas y una hermana incomoda que difícilmente puede ajustar su conducta a las peroratas que los blanquiazules llaman su “ideario”, el PRI puede caer en la tentación de dar manotazos en tierra purépecha.
En efecto, en tanto que al hijo de Fausto le cuesta una cita con inefable personaje la acusación de encubrimiento, al ex líder de la bancada azul no se le cuestiona su francachela con personajes vinculados a investigaciones por delitos de considerable entidad. No siendo esa la primera mancha, ya que su vinculación a personajes distinguidos en la operación de casinos antecedieron a su festejo, situaciones ambas que no han motivado siquiera una invitación a tomar café en la PGR.
Pero ahora se dice se avecina un ajuste de cuentas entre tricolores, el cual incluye acusaciones y trompicones hasta donde sea necesario para desarmar la “estructura” cercana al voto de las mayorías, atropellando a quienes han significado diferencia en las urnas.
Ya uno de los voceros del sistema lanzó amago sobre personas que han estado cercanas a quienes han alcanzado el triunfo electoral. La señal es muy clara, ante una oposición decadente y frágil, se pretende armar nuevo aparato recaudador del apoyo tarasco, aunque con ello tengan que desprestigiar a personas que se la jugaron con el PRI en la pasada elección federal.