La ventaja de ser mexicanos es que podemos permitirnos reírnos de nuestras propias tragedias. A este paso nos haremos expertos en humor negro.
Esto que ha sucedido en los últimos tres días en la escena nacional es el colmo de la torpeza en la organización, la coordinación interinstitucional y la comunicación social.
Entonces, preferimos reírnos. “Nada me sorprende”, afirma una buena amiga en un mensaje de texto.
En la caída de Heriberto Lazcano “El Lazca” hay dos muertes anteriores que tuvieron que ser desmentidas, discrepancias actuales entre las características físicas y la edad proporcionadas por la PGR y la DEA, la supuesta “ignorancia” de la Marina que se trataba del sangriento Z-3, según la versión oficial, el robo del cuerpo del velatorio, por tanto, la búsqueda del mismo…
Es hora que por esta lista de obvias razones y, a pesar del discurso de Felipe Calderón confirmando esta muerte como una operación exitosa, nadie ha estado dispuesto a declarar absoluta confianza en los resultados.
Ayer, mientras nos hacían una entrevista para una cadena de televisión a diversos expertos, hice una lista de palabras que nos eran comunes: sospecha, desconfianza, incertidumbre, confusión, no hay certeza y falta vigilancia. Esa es la radiografía mexicana que se repite vez tras vez sin que ninguna autoridad esté dispuesta a correr el riesgo de romper el círculo vicioso que hace visible los errores, la irresponsabilidad y la falta de sentido común de quienes…
Tampoco podemos estar seguros de que no sean cómplices.
Lo grave no sólo se queda ahí, traspasa las fronteras de la lógica, convirtiéndose en el botín político perfecto. Aprovechar estos fatales escenarios para hacer discursos frenéticos sobre una victoria que no existe.
Es más, atreverse a emitir declaraciones que pueden ser manipuladas por los medios de comunicación, como la de Jorge Domene, vocero del Estado de Nuevo León, que casi de manera inmediata al conocimiento de esta información salió a decir que con la muerte de “El Lazca” ya no habría aprehensiones de más autores intelectuales por el ataque al casino Royale, pero que varios medios tomaron como el “cierre” de las investigaciones del atentado.
Pero la verdad es otra. Lo que Domene quiso decir y luego tuvo que aclarar, es que “El Lazca” era el último autor intelectual que buscaban, pero que la investigación continúa abierta.
Mejor no salir a hablar de inmediato, ¿para qué reaccionar tan rápido Jorge Domene?
Ojalá que las autoridades dejen a un lado los discursos triunfalistas porque no puede existir éxito sobre la violencia imparable con, o sin supuesto líder, en donde pocos adentro y afuera de las instituciones están dispuestos a combatir al narcotráfico desde cada una de sus causas delictivas.
Es ilógico pensar que acabamos con los violentos y sus violencias porque se capturó o se abatió a alguien.
Por eso mismo la desconfianza que genera la información proporcionada. Porque bien sabemos todos que independientemente de “la caída”, como incluso manejan los medios de comunicación, de uno de los líderes de los Zetas más sangrientos, la reinvención necesitará algo más que asesinatos a diestra y siniestra e implicará mucho más trabajo para cada uno de nosotros.
Con sinceridad escribo que pese al amor que le tengo a mi país me avergüenza escribir sobre esto, pero mucho más que nosotros sigamos jugando a ser sus simples espectadores a los que no les queda de otra más que reírse, aunque sea a la fuerza, en nuestro México Surrealazca.
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