México: ¿nueva constitución?

De alguna manera, el haber regresado a su ser estudiante, el grupo estudiantil del #YoSoy132 se ha encontrado con la grandísima limitante del tiempo.

No en un sentido de no cumplimiento de acciones concretas, mismas que son propuestas por asambleas locales y que son llevadas a cabo por ellas mismas. Sino en un sentido, en donde esas acciones, formuladas por las mencionadas asambleas, adquieren un sentido de mayor fuerza, en tanto a que no hay un conjunto de acción colectiva.

Francesc Messeguer Francesc Messeguer Publicado el
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De alguna manera, el haber regresado a su ser estudiante, el grupo estudiantil del #YoSoy132 se ha encontrado con la grandísima limitante del tiempo.

No en un sentido de no cumplimiento de acciones concretas, mismas que son propuestas por asambleas locales y que son llevadas a cabo por ellas mismas. Sino en un sentido, en donde esas acciones, formuladas por las mencionadas asambleas, adquieren un sentido de mayor fuerza, en tanto a que no hay un conjunto de acción colectiva.

En otras palabras: la limitante del tiempo impide la reunión del grueso del #YoSoy132 en sus acciones características. Los mítines y manifestaciones y festivales siguen existiendo –evidentemente–, pero se realizan los fines de semana, con fin de garantizar una mayor respuesta a las mismas.

Esto, en buena medida, promueve las iniciativas de asambleas locales, desde donde se invita a las otras a suscribirse, todo con miras de, ahora sí, generar una acción colectiva.

El #132SinCorona, de la asamblea local del Tec, Voz CCM, y la “Nueva Constitución. Sentimientos de la Nación”, de la asamblea local de la Ibero, Más de 131, son ejemplos de este tipo de iniciativas que cada vez resultan más visibles.

El pasado miércoles 8 de agosto, el Consejo de Reflexión de Más de 131 organizó el segundo Foro Rizoma, en donde participó Diego Valadés, junto con Agustín Basave y Miguel Eraña, ambos académicos de la Ibero, y desde donde se habló de la necesidad  de crear un nuevo pacto social en México. 

A la semana siguiente, el miércoles 15, el colectivo Más de 131 (es decir, la Ibero en un plan conjunto con el Iteso) lanza un video en conferencia de prensa titulado “Nueva Constitución. Sentimientos de la Nación”.

La consigna es clara y de alguna manera sintomática: hay que reinventarnos en todos los aspectos. “Nuestra lucha no es en contra de un individuo, sino en contra de una estructura”, dice uno de los jóvenes en el video. Y en esencia, tiene razón. En realidad, ¿qué ha sido la política sino la imposición de agendas?

Desde un Calderón que promueve un proyecto de refundación, que cada vez encuentra menos ecos en el PAN; pasando por un López Obrador, miembro de una izquierda que se pretendía unida, pero se supo dividida, en donde lejos de apoyarlo en sus aventuras postelectorales, se reúne en Acapulco para hablar de un plan conjunto de negociación con el inminente gobierno peñista, hasta llegar a un PRI dinosáurico que no encuentra unión en el DF con las disputas entre las planillas de Beatriz Paredes y María de los Ángeles Moreno, con la de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, precisamente porque el deseo de mantener las cosas de la misma manera es demasiado.

Tanto Agustín Basave como el propio Valadés mencionaron en el Foro Rizoma que la Constitución de 1917 no es, en estricto sentido, una constitución enteramente nueva, sino que surge como una reforma profunda a la de 1857. El nuevo pacto social sería construido a partir de esa lógica. 

Es cierta la idea que indica que el problema no es la constitución, sino el cómo se aplica, en el sentido de reconocer que no se utiliza correctamente. Pero también es cierto que la sociedad postrevolucionaria de 1917 no es la misma que ahora. 

Y, en ese sentido, la idea de una nueva constitución no es sólo válida, sino absolutamente deseable.

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