La contaminación por metales pesados parece estar fuera de control, y es que de acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022, 17 por ciento (1.4 millones) de niños menores de cinco años están intoxicados con plomo, un metal pesado presente en el aire, el agua y la comida que ingerimos, así como en muchos materiales que utilizamos diariamente.
En México existen reportes de la presencia de metales pesados en ríos, lagos, cultivos, suelos y aire de zonas urbanas, así como en zonas costeras en las que se ha detectado la acumulación de metales tóxicos en los tejidos de peces y moluscos de consumo humano (Villanueva y Botello 1992, García-Hernández et al. 2007, González-Dávila et al. 2012).
El mercurio, el arsénico, el cadmio, el cromo y el plomo se consideran los metales pesados más relevantes por sus efectos dañinos para la salud humana, entre los cuales encontramos:
- Diversos tipos de cáncer
- Insuficiencia renal
- Enfermedad hepática
- Abortos espontáneos
- Enfermedades neurológicas
- Infertilidad
- Malformaciones en bebés
- Abortos
- Anemia
- Osteoporosis
- Diabetes
- Daño del sistema nervioso
- Sistema inmune deprimido
Los metales pesados son elementos presentes en la naturaleza y su dispersión en el ambiente puede ser provocada por fenómenos naturales como una erupción volcánica, o provocada por el hombre al manipularlos a través de actividades como la minería, farmacéutica, electrónica y agricultura, en las que se utilizan fertilizantes y abonos que tienen partículas imperceptibles de dichos metales pesados, pero que son potencialmente tóxicas para el ser humano aun en concentraciones pequeñas.
La inhalación y la ingesta de alimentos y agua contaminada son las formas más comunes por las que nos intoxicamos.
En octubre del año pasado, la revista estadounidense Consumer Reports publicó un reportaje sobre chocolates contaminados con cadmio y plomo, alertando a los consumidores sobre el daño que puede provocar el consumo constante de algunas marcas de chocolates muy conocidas, que en tan solo 30 gramos se concentran cantidades de cadmio y plomo que pueden ser potencialmente dañinas para la salud, sobretodo para las personas más vulnerables como son las mujeres embarazadas y los niños.
Lo relevante de este reportaje, más allá de la propia exhibición de las marcas que hoy en día ya no son exclusivas de Estados Unidos y las podemos encontrar en muchos supermercados de México, son cuatro puntos:
1. La dosis en la que se concentran dichos metales pesados, que es de solo 30 gramos, cantidad fácilmente consumida, incluso me atrevería a decir que para muchos es lo mínimo que ingieren al comerse un chocolate.
2. El tipo de chocolate, ya que en los últimos años se ha puesto de moda y todos lo nutriólogos recomendamos que se consuma mejor un chocolate oscuro con 80 por ciento ó más cacao, en vez de los chocolates con leche que por lo general aportan más azúcar, y la sorpresa es que a mayor porcentaje de cacao, mayor es la concentración de dichos metales pesados. La explicación es simple, las tierras en las que se cultiva el cacao están contaminadas con cadmio y el agua utilizada para su cultivo está llena de metales pesados.
3. El que sea orgánico o de cultivo ecológico no es garantía de que estén libres de cadmio y plomo, esto es lo más alarmante para mí, ya que estamos hablando del alcance que están teniendo estos metales pesados que se mantienen suspendidos en el aire, llegando a contaminar el producto durante la etapa de fermentación y tostado del cacao, y ya ni hablar de lo que implica el tipo de empaque utilizado a través del cuál se sigue contaminando el producto.
4. El daño no se limita solo al consumo del propio chocolate sino a todos los derivados del cacao, dentro de los que se encuentran la cocoa, las chispas de chocolate para repostería, los famosos cacao nibs que es literalmente cacao puro troceado, galletas y pastelitos que están hechos con chocolate oscuro, bebidas de chocolate con 80 por ciento cacao o más y un sinfín de productos que utilicen cacao puro en su elaboración.
El Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías, mediante el Programa Nacional Estratégico de Agentes Tóxicos y Procesos Contaminantes, nos ha venido advirtiendo sobre la contaminación de metales pesados en muchos alimentos y bebidas de consumo humano, por ejemplo:
- Arroz contaminado con arsénico
- Espinacas contaminadas con cadmio
- Zanahorias contaminadas con plomo
- Pescados contaminados con mercurio
- Carne y productos lácteos contaminados con plomo y arsénico
Si bien este tipo de programas y actividades de dichas organizaciones han logrado generar cambios a nivel legislativo, la pregunta es para nosotros:
¿Qué podemos hacer como consumidores?
1. Generar conciencia del nivel de exposición que estamos teniendo a estos contaminantes llamados genéricamente XENOBIÓTICOS, ¿para qué?, para empezar a elegir diferente, mantenernos informados y tratar de frenar dicha exposición, a través de un consumo de alimentos y bebidas mucho más pensado y analizado, y no solo por el mero antojo de consumir dichos alimentos.
2. Estar alertas de los signos y síntomas que nuestro cuerpo puede estar teniendo, dejar de normalizar el sentirse mal, débil, cansado y constantemente enfermo, ya que muchos de ellos pueden estar relacionados con una intoxicación por metales pesados, y si de verdad sospechas que estás intoxicado, puedes hacerte alguna prueba para medir la cantidad de dichos metales pesados que traes en el cuerpo, se puede medir en sangre o en cabello, que es un método muy confiable para determinar no solo la concentración de metales pesados sino la deficiencia, o no, de vitaminas y minerales esenciales en los procesos naturales que tiene el cuerpo para desintoxicarse.
Si un cuerpo está sano, se desintoxica solito, pero si le faltan soldados para combatir esas toxinas, entonces empiezan a ganar los malos, por eso es muy importante que te mantengas bien nutrido.
3. Estar bien nutrido garantiza que estarás combatiendo adecuadamente a esos metales pesados que entran en tu cuerpo, sin embargo muchas veces lo exposición es tan alta que es necesario utilizar refuerzos, dichos refuerzos son minerales que los necesitamos en dosis más elevadas, pero esta estrategia siempre debe ser supervisada y guiada por un profesional de la salud.
Entre los minerales más eficaces en procesos de desintoxicación están el zinc, selenio, calcio y hierro, ya que ayudan a absorber metales pesados, frenando el daño que ocasionan dentro de las células de tejidos y órganos de nuestro cuerpo, pero ¡cuidado! ya que si te excedes en la dosis, estos aliados en tu proceso de desintoxicación, se pueden convertir en potentes agresores para tu salud, por eso es importantísimo que cualquier plan de suplementación con este objetivo sea supervisado por un profesional de la salud.
4. Mantener un consumo adecuado de vitaminas como vitamina C, E, B1, B6, las cuáles por su poder antioxidante protegen a la sangre, riñones, pulmones, hígado, cerebro, tejidos y huesos contra la acumulación de metales pesados, ya que son agentes quelantes de dichos metales.
Al igual que los minerales, la dosis y el tiempo de consumo debe ser supervisado por un profesional de la salud que además de los suplementos, diseñe un plan de alimentación personalizado que genere cambios importantes a nivel celular, enfocándose en generar salud de dentro hacia afuera.
5. El consumo de jengibre, cúrcuma, ajo, cebolla, té verde, uvas, jitomate, toronja, naranja, espirulina, chorella, entre otros “superalimentos”, tienen bastante evidencia sobre su efecto desintoxicante, gracias a su aporte de sustancias llamadas fitoquímicos, como son la quercetina, catequinas, antocianinas, etc, que ayudan a las células a reactivar su metabolismo para combatir el daño causado por dichos metales pesados.
6. Puedes hacer todos los protocolos de desintoxicación y comer todos los “superalimentos” mencionados, pero si no vas bien al baño, esos metales pesados y todas las toxinas que estás moviendo se reabsorberán y puede ser más peligroso que benéfico para tu salud, así que este último paso, considerarlo como el principal:
Mejorar tu digestión. Tienes que sentarte con tu nutriólogo y diseñar ese plan que te ayudará a sanar tu intestino para que puedas eliminar bien eso que te tiene intoxicado. El uso de ciertas cepas de probióticos como L. plantarum, L. rhamnosus, L. acidophilus, B. Longum Rosell, entre otros, tienen mucha evidencia sobre el efecto que tienen a nivel intestinal para frenar la absorción de metales pesados provenientes de los alimentos que consumimos.
7. Si fumas, es un hecho que tienes mucho más plomo que tu amigo que no fuma, así que dejar de fumar, considéralo como el “no negociable” en este proceso de sanación y desintoxicación, tienes que dejar de fumar si de verdad quieres sentirte bien, si de verdad quieres sanar, si de verdad quieres tener calidad de vida, ya que no se trata solo de vivir más años, sino de vivirlos bien.
8. Poner a tu cuerpo a sudar y a descansar es mi último consejo, la mejor manera de sudar es haciendo ejercicio cardiovascular, el sudor lleva consigo toxinas, incluso en concentraciones mayores que las que hay en la orina o heces, así que ¡muévete y ponte a sudar!
Dentro de esta misma línea, en muchos protocolos de desintoxicación se recomienda el uso del sauna, ya que forzar al cuerpo a sudar por medio del calor seco y con el efecto de la luz roja característica del sauna, es la mejor manera de activar el sistema linfático a través del cuál se logran expulsar concentraciones más altas de metales pesados, y en esta misma línea, te cuento que se ha demostrado la existencia de un sistema linfático cerebral, denominado sistema glinfático, encargado de limpiar el espacio intersticial cerebral mientras duermes, ayudando a disminuir la acumulación de metales pesados en el cerebro.
Como puedes ver, hacerle frente a los metales pesados es un trabajo de todos los días, y más si vives en zonas urbanas en las que los niveles de contaminación son más altos, pero no estás solo, hoy habemos muchos profesionales de la salud que estamos dispuestos a ayudarte a encontrar ese balance en tu salud, y por último recuerda que la diferencia entre el remedio y el veneno está en la dosis.
Soy Mariana Camarena, nutrióloga experta en salud digestiva y bienestar funcional, sígueme en todas las redes sociales como @nutricionactiva.