Los Yunes traicionaron los sufragios obtenidos en Veracruz hacia la oposición, ahora votando a favor de las reformas de Morena. Foto: Especial

Los mensajes contradictorios, una barrera de comunicación política

Será muy interesante ver qué tanto echará mano Morena, para conservar su imagen positiva, de la vocería de personajes jóvenes y con buen historial

El electorado mexicano ha sido testigo en estos días de un lamentable espectáculo en la arena política, especialmente en el área legislativa, en la que los espacios de trabajo parecieron más un draft de jugadores de futbol, que un recinto parlamentario lleno de políticos dispuestos a cumplir con las promesas y propuestas que hicieron a sus electores en campaña.

Si de por sí ya hablábamos en la columna anterior que, de acuerdo con diversas mediciones, como la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental 2023, del Instituto Nacional de Estadística Geografía, es muy alto el desprestigio y mala imagen que tienen las y los legisladores en México, con lo exhibido en el proceso de aprobación de la reforma judicial, y que bien podríamos denominar: “Torneo Nacional de Chapulineo Político”.

Ese deterioro reputacional legislativo crece aún más, lo mismo en el Senado de la República, que en la Cámara de Diputados y en los congresos locales.

La traición de los Yunes en el Senado

Y es que, cómo explicarle al elector que votó por una opción distinta a Morena, que un senador, de apellido Yunes Márquez, que hizo y ha hecho campaña los últimos años en contra del partido oficial, que se ha expresado de muy mala manera del presidente Andrés Manuel López Obrador, y que, por si fuera poco, manifestó su intención de voto en contra de la reforma judicial apenas unos días antes, llega el día “D” y vota a favor de esta.

El asunto ya es grave hasta ahí, sin embargo, empeora aún más con la puesta en escena en el día más importante del proceso: “Que no aparece Yunes, que no toma las llamadas, que está en el hospital, que al final es la víctima porque su partido lo presionó para hablar cosas que él no quería”; teniendo todo esto como colofón y al más puro estilo de Darth Vader, la magistral actuación de su padre, Miguel Ángel Yunes Linares, quien por cierto resultó ser el suplente de su hijo en la Cámara alta.

‘Chapulines’ en el Congreso capitalino

De la misma manera que a los Yunes, en muchos congresos locales, como el Congreso de la Ciudad de México, hay personajes que afectaron todavía más la imagen del aparato legislativo, y que individualmente les costará mucho trabajo volverse a presentar frente a sus electores después de cambiar de camiseta de la noche a la mañana, y sobre todo, por dar con su voto, la anhelada mayoría calificada al partido oficial.

Tal es el caso del diputado Luis Chávez García, así como de las diputadas Silvia Sánchez Barrios y Nora Arias Contreras, esta última con menor problema, ya que el Partido de la Revolución Democrática se ha quedado prácticamente sin militancia que se lo reclame.

El daño reputacional por este boom de mensajes contradictorios es general para los órganos legislativos, pero a nivel partidista, quien piense que la oposición es la única que pierde, está en un error, porque en términos de comunicación e imagen política, Morena, único partido con saldo positivo en su balance de opinión en encuestas nacionales, se está jugando lo más valioso que tiene, su narrativa recurrente de: “No somos iguales”.

Habrá que ver en las próximas encuestas qué tanto afectan a su reputación las compras de pánico que realizó.

También, será muy interesante ver qué tanto echará mano Morena, para conservar su imagen positiva, de la vocería de personajes jóvenes y con buen historial, como su coordinadora en el Congreso de la Ciudad de México, Xóchitl Bravo Espinosa, porque para políticos como Ricardo Monreal y Adán Augusto López, se antoja mucho más difícil romper las barreras de comunicación ocasionadas por cumplir a toda costa los deseos del presidente.

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