Me acuerdo cuando traté por primera vez con Víctor Vucetich. Conocía su historia, el pasado que lo ligaba al futbol de Monterrey; el origen del mote con el que es conocido… en fin, sabía todo y a la vez nada.
Porque no conocía al hombre detrás del entrenador de peculiar apellido.
En ese momento laboraba para un periódico deportivo y se me había asignado darle cobertura a la fuente de Rayados. Menudo reto para un joven periodista con aspiraciones y juventud.
Entonces empezó el trato a diario con un hombre de firmes convicciones y deseos de revancha por lo sucedido años atrás cuando perdió la categoría al mando de Tigres.
Vucetich era práctico, amable, pero duro en sus entrevistas.
No era sencillo (hasta la fecha no lo es) sacarle una declaración estridente, esa misma que añoran los jefes de edición para armar portadas.
Ahí fue donde se dio el primer contacto. Después del respectivo protocolo acostumbrado en el CFM para solicitar entrevistas llegó el día de charlar frente a frente con ‘Vuce’.
La sala de prensa en la sede de El Barrial estaba en silencio. Entró, saludó y se sentó frente a su servidor.
Fueron apenas 10 preguntas las que realicé (acostumbro al menos el doble). No aburrirlos con el contenido de la entrevista porque la verdad no fue de mucha utilidad.
Mis editores la vieron y reprobaron. Casi puedo asegurar que la incluyeron en la edición porque no había más que publicar.
La única frase que mis entonces superiores rescataron fue el deseo de ‘dejar escuela’: “Quiero que se me recuerde como que dejé una escuela ‘vucetichesca’”.
Ahí entendí un poco la mente de un viejo lobo de mar y la inteligente manera de eludir mis cuestionamientos, muchos hasta sugeridos por colegas de mayor conocimiento.
Ese es Víctor Manuel, un hombre cerebral, analítico. Es entrenador y estratega; hombre y comandante.
No es casualidad que este fin de semana haya alcanzado los mil partidos como entrenador profesional y que su figura continúe vigente al grado que tenga peso a nivel nacional.
¿Por qué entonces se le cuestiona tanto? A veces pienso que ya es por deporte, por seguir corrientes, ganar seguidores, engagement, likes, etc.
No encuentro razones para considerar un sistema como el suyo obsoleto. De hecho me agrada cómo se desarrolla el plan de juego desde la gestación hasta la finalización del mismo.
Los títulos, logros, recuerdos dejados no son obra de la casualidad. Y no me sorprendería para nada que este año tenga una revancha. Material sobra para ello.
Por lo pronto sigo firme a la escuela ‘vucetichesca’ y que llegue hasta donde tenga que llegar.
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