A través de este texto quiero invitarlos queridos lectores a enfocar nuestros esfuerzos en las niñas, niños y adolescentes de los municipios afectados por el huracán Otis. Que no sean los últimos en verse beneficiados, sino por el contrario, sean los primeros.
De acuerdo con la UNICEF, más de 296 mil niñas, niños y adolescentes habrían sido seriamente afectados, particularmente, aquellos que viven en Acapulco, Tecpan de Galeana, Atoyac de Álvarez, Benito Juárez y Coyuca de Benítez.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), detalla que 177 mil 804 niños y jóvenes de educación básica se quedaron sin escuelas. Hecho que los llevará a profundizar el rezago educativo, que de por sí, en ese estado es elevado.
El organismo de las Naciones Unidas resalta que uno de los mayores peligros que pueden enfrentar es una buena alimentación, acceso limitado a agua potable, enfermedades, deshidratación, atención médica y abusos a su integridad física y emocional debido al posible aumento de la violencia física y sexual; además del riesgo que hay que puedan ser cooptados por el crimen organizado.
Hoy nuestra infancia en Guerrero está más en riesgo que nunca, porque si de por sí, Acapulco es uno de los destinos donde hay turismo sexual infantil, ante está situación este delito podría agravarse aún más.
La organización civil Save the Children, ha señalado que en el año 2020, México ocupó el noveno lugar mundial en el tráfico y almacenamiento de pornografía infantil; y el segundo lugar en turismo sexual infantil.
“Lamentablemente, niñas, niños y adolescentes siguen siendo explotados sexual y laboralmente por personas adultas o redes de trata que los obligan a dar servicios sexuales, generar contenido pornográfico o prostituirse”, sostiene la organización.
Recordemos que el matrimonio infantil es otra de las malas prácticas que se lleva a cabo en Guerrero, y que mucho daño causa a nuestras niñas y adolescentes.
Por todo lo anterior, es que hoy me animo a solicitarles que cuando enviemos víveres, algunos de ellos sean enfocados en nuestras niñas, niños y adolescentes, que tanto nos necesitan.
Las niñas, niños y adolescentes no tienen partidos, tienen derechos, y es nuestra obligación como Estado, garantizarles un techo donde vivir, alimentos, salud y educación.
Hagamos el compromiso de que los más de 296 mil menores afectados, pronto reciban los apoyos necesarios e indispensables para su desarrollo. Hoy atender su salud mental también es fundamental.
Por nuestras niñas, niños y adolescentes de Acapulco y de los municipios colindantes, todas y todos somos Guerrero.