La actual aplanadora priísta dirigida por políticos modernos de diferentes latitudes, ¿estará integrada por personajes de muy escasa solvencia intelectual, es decir, dicho sea sin eufemismos, serán tontos? ¿Tendrán o no tendrán claro que la gran apuesta de López Obrador y su Morena extraída de lo más profundo del paleolítico tardío, consiste en asistir al escandaloso naufragio de la administración de Peña Nieto? ¿No es absolutamente obvio? Antes se decía que Fox había sacado al PRI de los Pinos, ¿ahora los priístas se saldrán solos por incapaces e inútiles? ¿Sí….? ¿Es válido semejante cuestionamiento?
La parálisis económica que enfrenta México en nuestros días, es decir, un crecimiento promedio de 1.2 por ciento en relación al PIB en los últimos dos años, el disparo del déficit y de la creciente contratación de deuda pública, la caída del empleo y de los precios del petróleo, la acumulación de más pobres a una cifra ya de por sí aberrante, todo lo anterior, ¿no nos está anunciando el arribo de otra crisis como la que ya hemos vivido tantas veces en el pasado?
Esa película ya la hemos visto los mexicanos en incontables ocasiones.
¿Se trata de otro desastre que viene, si no se pierde de vista la notable incapacidad del gobierno para controlar a la delincuencia organizada o no, que equivale a una asquerosa sanguijuela que se ha introducido en el cuerpo de la nación?
Próximamente el PRI conmemorará 73 años de haber gobernado este país si nos remontamos al PNR de 1929, el aborto republicano creado por Calles.
Todo lo bueno y todo lo malo que haya acontecido en México desde entonces se debe al PRI por la única razón de que se negó, por todos los medios, a la alternancia del poder.
El asesinato de opositores y de periodistas, el encarcelamiento, la persecución, el chantaje, el sabotaje, las desapariciones misteriosas y las amenazas cumplidas a quien se apartara de los elevados designios de la familia revolucionaria, una pandilla -sálvese el que pueda- se dieron durante los años de la “Dictadura Perfecta” que gobernó México sin respetar la voluntad popular interpretada al no menos perverso saber y entender de la clase gobernante dispuesta a mantenerse en el poder a cualquier precio y en cualquier circunstancia.
¿Ya se nos olvidó que hace 60 años el peso se cotizaba a 4 pesos por dólar y en la actualidad “sólo” se pagan 13 mil pesos viejos, si no olvidamos el jueguito de los ceros? ¿Y los 60 millones de mexicanos en la miseria? ¿Y las amenazantes tasas de desempleo o la alarmante pérdida del poder adquisitivo o la evidente incapacidad de ahorro de la inmensa mayoría de la población? ¿Y el ejido cardenista que atentó en contra de nuestra supuesta “soberanía alimenticia” y estimuló la emigración de mano de obra mexicana, la única dispuesta a trabajar en los surcos de nuestro país? ¿Y los índices de escolaridad 4 veces inferiores a los de los países desarrollados? ¿Y el “pase automático” a los centros universitarios de cientos de miles de estudiantes que no saben ni escribir su propio nombre sin cometer faltas de ortografía? ¿Y la noche negra de Tlatelolco y la vergonzosa expulsión del señor Rector Chávez que marca el declive vertiginoso del país por el arribo de la oscuridad académica? ¿Vamos a culpar al PAN (hoy la jaula de las locas) de dichas debacles?
El PRI (y el PAN y el PRD) no fue y es una cantera de delincuentes de puño blanco o chamarra que cometían y cometen cínicamente el delito de peculado en todos los niveles de gobierno a los ojos de la nación? ¿Y el contubernio de poderes federales y locales? ¿Quién cree en los legisladores priístas del “honorable” Congreso de la Unión, incapaces de firmar ni las calificaciones de sus hijos sin buscar previamente la aprobación de Los Pinos? ¿Y la impartición de justicia? ¿Quién ha creído en la impartición de justicia del México posrevolucionario? ¿Quién cree en una autoridad históricamente al alcance de la chequera, de la billetera o simplemente del morral? ¿Quién ha creído en la ley o en un poder público prostituido por el PRI en el último medio siglo?
¿Olvidamos también que en 1940 éramos 20 millones de mexicanos y 60 años más tarde sextuplicamos la población nacional? ¿Olvidamos que el PRI extrajo a la iglesia de las sacristías para concederle una personalidad civil y política que jamás debió volver a tener si no se olvida la experiencia histórica? ¿Y los 70 años de amordazamiento de valientes voces de México silenciadas durante “dictadura perfecta” que embotelló a las fuerzas obreras mexicanas negando cualquier brote de democracia sindical? ¿Olvidamos que somos un país de reprobados? ¿Olvidamos que César Camacho es producto de un dedazo y no responde a la voluntad mayoritaria de los priístas? ¿Cuando fue electo de acuerdo a los estatutos de su partido? ¿Cuando al autoritarismo le importaron las formas? ¿Los priístas van a respetar la ley cuando no acatan sus propios estatutos? En el PRI todo se arregla con un mero chasquido de dedos al estilo de Calles, el maestro del Maximato…
Si a los priístas se les puede acusar de todo lo anterior y de bastantes responsabilidades adicionales, no es menos cierto que el voto mayoritario de los mexicanos volvió a recaer a favor de ellos en 2012. Peña Nieto es un hombre joven y de una indiscutible habilidad política, lo cual se demuestra con las inéditas reformas estructurales ya promulgadas.
Peña Nieto logró lo que nadie había podido conseguir. Sin embargo, a pesar de sus éxitos constitucionales y legislativos, algo inobjetable, su popularidad se encuentra en declive fundamentalmente porque su estrategia económica y tributaria desde luego que no sólo no ha rendido los frutos esperados, sino que ha provocado un estancamiento temerario. Por si lo anterior fuera poco, la delincuencia ha lastimado severamente su imagen y la de México sin que hasta la fecha su administración haya dado con los remedios idóneos para construir un Estado de derecho del que México invariablemente ha carecido.
¿Los priístas serán tontos? ¿Se darán cuenta del peligro que corren ya no sólo en el 2018, sino en las elecciones intermedias del 2015 a pesar de que puedan disminuir artificialmente el precio de la gasolina y de la electricidad para tratar de convencer al electorado de que la reforma energética ha sido un éxito que habrá de llenar el bolsillo de los mexicanos? ¿Sabrán que en el último trimestre de este año Estados Unidos creció a una tasa del 3.4 por ciento, con lo cual ya no podrán culpar a nuestro vecino del norte del estancamiento que padece México?
Si Peña Nieto encabeza al nuevo PRI, pues entonces, si quieren permanecer en el poder, tendrán que dar marcha atrás a la reforma tributaria, marcha atrás a la ley de lavado de dinero que solamente lastima a los ciudadanos de a pie y deja intocables a los grandes narcotraficantes y políticos corruptos, marcha atrás en su estrategia policiaca de inteligencia nacional para poder combatir con nuevas herramientas al crimen organizado y a la gigantesca burocracia corrupta. (En China existe la pena de muerte para todos aquellos funcionarios que hayan cometido peculado.)
A los priístas se le pueden enderezar muchos cargos pero no son tontos, jamás lo fueron: si bien el país estuvo en paz y a salvo con excepción de uno que otro conato de levantamiento armado reprimido salvajemente, sin olvidar el 68 ni el Jueves de Corpus y los acontecimientos en Chiapas en 1995, se pudo controlar impunemente y fuera de la ley –una conducta indeseable- a la delincuencia como en la época de la liga revolucionaria 23 septiembre a la que decapitó también salvajemente el “general” Durazo. Los acontecimientos de Iguala están comprometiendo severamente a la administración de Peña Nieto al igual que el insignificante crecimiento económico. Los priístas de nuestros días tendrán que dar un rudo golpe de timón para rectificar el camino antes de que sea demasiado tarde.
Tontos no son y en sus filas cuentan con enormes recursos humanos y técnicos a los que no han recurrido. Creatividad la tienen, ¿qué les pasa? Habrá que creer en su talento y habilidad antes de que México se convierta en astillas…