Los osos y sus lecciones
Él describía cómo con su mirada el animal lo había paralizado y que el sonido de sus garras sobre las hojas había provocado que su piel se erizara por completo.
Tengo que admitir que siempre dudé de ese encuentro, pues después de muchas caminatas nunca vi ninguna señal de que en las sierras de Coahuila habitaran osos.
Hasta que años más tarde vi pelaje de un oso negro en un tronco, señal de que uno de ellos paró a rascarse. Y aunque no fue un espectacular encuentro, para mí indicaba que esta especie había repoblado la zona.
Y al parecer no estaba tan equivocado.
Marcelo QuintanillaÉl describía cómo con su mirada el animal lo había paralizado y que el sonido de sus garras sobre las hojas había provocado que su piel se erizara por completo.
Tengo que admitir que siempre dudé de ese encuentro, pues después de muchas caminatas nunca vi ninguna señal de que en las sierras de Coahuila habitaran osos.
Hasta que años más tarde vi pelaje de un oso negro en un tronco, señal de que uno de ellos paró a rascarse. Y aunque no fue un espectacular encuentro, para mí indicaba que esta especie había repoblado la zona.
Y al parecer no estaba tan equivocado.
En los últimos días la foto de una pequeña osa que fue maltratada por elementos de la subsecretaría de Protección Civil local en el municipio coahuilense de Zaragoza, indignó a todo aquel que tuviera al menos un poco de afinidad con los animales y el medio ambiente.
Sin embargo esta no es la única prueba de que este tipo de especie no solo se ve en encuentros fortuitos.
Algunos medios del norte del país, sobre todo en Nuevo León, han dado fe de que las grandes orbes han invadido el habitat de estos animales.
Esto ha provocado que –en parte gracias a las Redes Sociales– las imágenes de osos en casas, patios, hurgando en la basura y en calles sean cada vez más comunes.
Aunque por ley estos animales están protegidos en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies de Flora y Fauna Silvestres (CITES), ha llamado mucho la atención el papel que juegan las autoridades en este tipo de sucesos.
Y es que cada vez es más evidente la poca capacidad de actuación que tiene la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
Es aquí donde a todos nos compete el tema. Requerimos de una sociedad preparada que no solo se dedique a publicar las fotos en Internet, sino que actúe e informe a las autoridades.
No obstante, para tener una sociedad con estas características debemos capacitarla en la importancia del ecosistema que los rodea.
Y es que mientras algunos tienen afinidad con el medio ambiente, otros requieren de una mejor comprensión de los beneficios y las consecuencias de una buena relación con el entorno.
Los osos son parte de un equilibrio; mantienen la vegetación al comer frutos y desechar sus semillas permitiendo la proliferación de especies de plantas. Además su consumo de insectos evita la proliferación de plagas.
Este tipo de eventos dejan en claro que los cambios tienen que venir de la sociedad. Una cultura de denuncia y respeto es la única forma proteger al medio ambiente.
Es cierto, al ver imágenes de maltrato como lo sucedido en Coahuila se genera una gran desconfianza en las capacidades y preparación de los involucrados, especialmente de las dependencias de gobierno.
Sin embargo debemos reflexionar lo poco capacitado que está el personal encargado de manejar estas situaciones. *El autor es maestro en Planeación Ambiental por la Universidad de Maquarie en Australia y top presenter del programa de cambio climático del exvicepresidente Al Gore.