¡Me caes gordo por ñoño! ¡Ay sí, ay sí: eres el consentido de la maestra! ¡Cuatrojos! Estas son algunas de las burlas que recuerdo de mis compañeros de primaria. También recuerdo que me hacían sentir como un bicho raro que no tenía cabida en el mundo.
Me hacían todo tipo de bullying cuando ni siquiera se usaba esa palabra. Por eso durante muchos años fui muy tímido y retraído. Me daba miedo hablarle a la gente porque temía su rechazo y su burla. Incluso en la Universidad tuve muy poco éxito con las chicas: mi imagen de estudioso clavado en los libros no era para nada atractiva.
Pero un día, sin que yo lo notara, el mundo cambió o, por lo menos, ese día me di cuenta de que algo había cambiado. Era un viernes por la tarde-noche en las oficinas de Forbes México, donde trabajaba como director digital. Mi equipo y yo tuvimos una de esas largas y extenuantes jornadas de trabajo.
Recuerdo que, para despejar la mente, después de haber editado varios textos, entré a Facebook y miré con atención cómo todo lo que posteaba era aplaudido por antiguas compañeras de la Uni, pese a que muchas de ellas casi ni me hablaban cuando éramos estudiantes.
Mi sorpresa fue mayor cuando varias de ellas, incluso algunas de las más guapas, me mandaron mensajes por Messenger y me invitaron a salir.
El milagro había ocurrido: el ñoño aburrido y vilipendiado se había convertido en el nerd atractivo A la distancia me doy cuenta de que para esa época era yo quien se burlaba -aunque en silencio- de la gente “menos leída” que yo. Sin darme cuenta, había formado en torno a mí un círculo de amigos donde no cabían los bobos o “menos inteligentes”. El nerd que antes sufrió de bullying se había convertido en bullie.
Cuento esta anécdota que parece inocua porque en tiempos de pandemia es necesario hacer una pausa, regresar unos pasos atrás y destruir viejas creencias, ideas que hoy ya son obsoletas.
Hoy es claro que el mundo pertenece a los nerds, es decir, a estos seres hambrientos de conocimiento, que saben que no saben y que ocupan su tiempo en aprender más. “Un día que uno no aprende algo nuevo es un día prácticamente perdido”, dice Julián Melo, fundador y director general de Ubits, una plataforma tecnológica de capacitación empresarial que hoy tiene presencia en 10 países de América Latina y ha sido financiada por Y Combinator y la Universidad de Stanford.
Por supuesto que comparto su opinión. En una era como esta, tan incierta, tan cambiante, es necesario aprender constantemente para tratar de estar preparados para un futuro siempre retador.
“Si yo quiero ser el mejor profesional, el mejor emprendedor, el mejor empresario, el mejor papá de mi hijo, todos los días tengo que aprender algo y debo tener actitud para estar en estado de aprendizaje”, insiste Julián, entrevistado recientemente en Bar Emprende.
Si pudiera regresar el tiempo y decirle algo a aquellos que se burlaban de mí en la escuela por ñoño, sólo ocuparía la gran frase de Bill Gates: “Sé amable con los nerds. Probablemente acabes trabajando para ellos.”
Genaro Mejía es periodista digital y de negocios con más de 20 años de experiencia y LinkedIn Top Voices 2019