‘Los’ maestros

Parece que la agenda mediática después del desalojo de los maestros permanece distante al movimiento magisterial. Uno de los temas más polémicos de los últimos meses que generó filias y fobias por los maestros y su coordinadora (la CNTE). 

Miles de opiniones a favor y en contra circularon en los medios de comunicación como en las sobremesas… 

Indira Kempis Indira Kempis Publicado el
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Parece que la agenda mediática después del desalojo de los maestros permanece distante al movimiento magisterial. Uno de los temas más polémicos de los últimos meses que generó filias y fobias por los maestros y su coordinadora (la CNTE). 

Miles de opiniones a favor y en contra circularon en los medios de comunicación como en las sobremesas… 

No sé tú, pero yo me harté de la manera tan dicotómica de abordar los problemas más profundos de nuestro país, pendiendo de un solo actor, sin tomar en cuenta los otros múltiples factores que inciden o tienen relación con la educación. Esa que está tan devaluada en nuestro país. 

Pero mi hartazgo ante la denostación, la “guerra verbal” o las manifestaciones, no viene en solitario. 

Está acompañado de los más de 30 años de servicio de mi madre como profesora de la educación pública. Para quejarme de esos maestros, tendría muchas razones. 

Mismas que ya se han encargado muchos columnistas de resumir: flojos, incapaces, aprovechados, más un largo etcétera que no pienso repetir. 

Al mismo tiempo que esos pre-juicios (así, con el guión corto) nos sirven para buscar otras narrativas. Por eso mismo, me dí a la tarea de rescatar un discurso de mi madre con otra voz en esta columna. Seguramente, tendremos más preguntas que respuestas. Pero es necesario también, ver la otra cara de la moneda. Aquí va: 

“Lo primero que nos viene a la cabeza son todos esos ‘vasos medio vacíos’ que hacen de la docencia una carrera plagada de obstáculos: aulas con demasiados estudiantes, una abrumadora cantidad de trámites burocráticos, alumnos con escaso, o ningún interés, y un sueldo insuficiente. 

“Más allá de esto, no es fácil lidiar con el mundo en el que a nuestros alumnos les ha tocado vivir: las drogas, la delincuencia, la falta de moralidad, y en ocasiones, la indiferencia de los padres.

“Sin embargo, el amor por nuestro trabajo y alumnos debería motivarnos a ‘desgastarnos’ por el conocimiento que podemos regalarles a los que son el presente y el futuro del mundo. 

“En 25 años de servicio he comprendido que enseñar significa comprometerse a mejorar la vida de los que vienen. 

“Como dijo Fernando Savater en su ‘Política para Amador: un solo día con un buen maestro es mejor que mil días de estudio concienzudo’”.

“William Ayers en su libro ‘Enseñar: la Aventura de Ser Maestro’, dice: ‘La buena enseñanza depende sobre todo de la entrega del educador, de que sea considerado y comprensivo… 

“‘No consiste en seguir un método o modelo específico, ni en planificar ciertas actividades o tomar determinadas medidas . Enseñar es, ante todo, una cuestión de amor. 

“‘En vista de esto, ¿Quién es un buen profesor?’ señala: 

“‘Aquel que nos llegó al corazón, que nos compendió o se interesó por nosotros como personas; aquel cuya pasión por algo: la historia, la música, las matemáticas, el latín, era contagiosa y motivadora’”.

“Educar es transmitir humanidad. Y ésta no es un programa ya establecido. Los animales o las plantas nacen programados para ser lo que son, el durazno es durazno y la pantera, pantera, sin haber ido a la escuela. Los humanos, al contrario nacemos abiertos, inacabados y para llegar a alcanzar la humanidad tenemos que contagiarnos de la de otros.

“El papel que desempeñamos debe ‘contagiar’ a nuestros alumnos de la energía para aprender todo lo que le es desconocido. 

“Y estimular el hambre y sed de conocimiento, valores, entusiasmo, capacidad de asombro, iniciativa y proyectos de vida. 

“Es decir, convertir el aprendizaje en una tarea fascinante.

“Debemos estar muy agradecidos a estos hombres y mujeres que con su esfuerzo diario le han dado un lugar prestigiado a la educación”.

“Bueno, el león cree que todos son de su condición y no”. Eso también hay que tomar en cuenta con los maestros”.

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