Los chefs comen muy mal
Aunque usted no lo crea, esta es la “cruda” realidad.
Y ya que le pensamos bien, nos damos cuenta que tiene todo el sentido el por qué paradójicamente esto sucede.
Ser chef es un trabajo en el que es muy difícil tener un horario fijo ya sea de desayuno, comida o cena, pues evidentemente son las horas en que tienen que atender a su clientela.
Por lo mismo, la mayoría de las veces comen a deshoras y es común verlos comer de pie o desgraciadamente brincarse las comidas si la carga de trabajo en ese día es excesiva.
Karina BarbieriAunque usted no lo crea, esta es la “cruda” realidad.
Y ya que le pensamos bien, nos damos cuenta que tiene todo el sentido el por qué paradójicamente esto sucede.
Ser chef es un trabajo en el que es muy difícil tener un horario fijo ya sea de desayuno, comida o cena, pues evidentemente son las horas en que tienen que atender a su clientela.
Por lo mismo, la mayoría de las veces comen a deshoras y es común verlos comer de pie o desgraciadamente brincarse las comidas si la carga de trabajo en ese día es excesiva.
Un chef de los que aún cocinan en su restaurante, permanece de pie entre 14 a 16 horas, yendo de aquí para allá, probando las preparaciones antes y durante el servicio. Tales como salsas, guisos, vinagretas entre otras cosas.
Para los moderados, el probar las preparaciones lo consideran como la comida de medio día, o cena.
A muchos otros sencillamente se les va el hambre de tanto probar.
La mayoría de los chefs sabe perfectamente la diferencia entre la comida saludable y la comida que no les hace bien, sea esta la que es alta en carbohidratos y alta en grasas saturadas.
Por ello en días habituales procuran tener una dieta muy balanceada, sobre todo a la hora del desayuno.
Ahora hay que saber que la hora del desayuno para ellos sería alrededor de las 11 de la mañana. La hora de la comida alrededor de las 5 de la tarde.
Al terminar su jornada laboral, estamos hablando al rededor de las 12 de la noche, muchas veces la adrenalina es tanta que no pueden dormir fácilmente y un trago o dos les ayuda a relajarse.
Luego llegan a casa a “devorar”, y el hambre viene de una forma voraz y acaban con lo que encuentran en el refrigerador. Una amiga, que tiene esposo chef, me comentó que éste le ha pedido que le tenga en el refrigerador opciones saludables como verdura y pollo hervido para no acabar con los quesos y carnes frías, o lo que pueda encontrar en el mismo.
A esas horas donde ya todos duermen, las luces están apagadas, la esposa dormida, y si hay ayuda en casa también está dormida. Los niños en su quinto sueño.
Nadie los está viendo, están solos, cansados y con ganas de satisfacer el hambre lo antes posible para poder llegar a la cama a descasar.
Es en esa hora de la madrugada donde muchas veces ataca ese placer culpable que los sucumbe.
Aprovechan que nadie los ve para comerse ese “Gansito” que está en el congelador, recuerdo reconfortante de su niñez, o la dona de chocolate que no se pueden comer en publico y menos esa bolsa de papas de las que no te puedes comer solo una…
Y se llevan a la cama miles de calorías.
En Nueva York, en el área de Soho hay un restaurante para chefs, y público en general claro, se llama “Blue Ribbon”, y tiene dos cosas muy atractivas para ellos:
La primera buena comida, como langosta, costillar de cordero, cortes de carne, ostiones, almejas, una de las mejores hamburguesas de Nueva York, entre otras delicias.
Pero lo más atractivo es el horario, abren de 4 de la tarde a 4 de la mañana, los siete días de la semana.
Al ser este oficio una vocación, las vacaciones están planeadas alrededor de la comida, y en un mismo día pueden asistir a dos o tres restaurantes y tomar menús de degustación, los cuales por lo regular son extensos y pesados.
Los mejores amigos de los chefs, son chefs también, y cuando se juntan lo que hacen por su puesto, es comer y comer… Largas comidas. La gula hace de las suyas.
Para un chef es sumamente difícil mantener la línea y es una lucha constante con ellos mismos, con su propio trabajo, por más que quieran dejar de comer algunas cosas, su trabajo consiste en probar y probar.
Desde los nuevos platillos que van a entrar en sus menús, probar como funcionan sus nuevos hornos, o aparatos para cocinar, probar productos nuevos que ofrecen los proveedores, y claro probar lo que están sirviendo en sus restaurantes.
Un consejo para aquellas personas que no son cocineros profesionales y se “atreven” a invitar a un chef a comer a sus casas, es que les preparen comida casera, balanceada y saludable.
Desde arroz, sopas, verduras, cortadillo y frijoles. Es el en fondo lo que mas añoran comer. Lo que comían en sus casas cuando eran niños.