Los buenos oficios de Castañeda

Está claro que a ningún partido político le conviene llegar fracturado a la etapa más intensa del proceso electoral en puerta
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Todo indica que una vez más se requerirán de los buenos oficios del senador jalisciense, Clemente Castañeda Hoeflich, para intentar recomponer la relación entre la dirigencia nacional de Movimiento Ciudadano y el Grupo Jalisco que encabeza Enrique Alfaro Ramírez, tras la nueva ruptura que ha surgido entre ambos polos de esa fuerza política.

La severa molestia que ha causado en la corriente “alfarista” la designación de Jorge Álvarez Máynez como el candidato presidencial de MC sin que fueran consultados sus cuadros, además de la manera en que fue destapado por el gobernador de Nuevo León, Samuel García Sepúlveda, entre chelas y botanas, quedó por de más evidenciada con el vacío total que hicieron los alfaristas en el cierre de precampaña del zacatecano este 18 de enero en Monterrey.

Está claro que a ningún partido político le conviene llegar fracturado a la etapa más intensa del proceso electoral en puerta: las campañas, sin embargo, en Jalisco comienza a especularse que la facción que debería estar más preocupada por este nuevo distanciamiento al interior de MC es precisamente la del dirigente, Dante Delgado Rannauro, que no podrá hacer mucho con Álvarez Máynez sin la fortaleza de la estructura emecista jalisciense.

Es más: hay quien considera que si este alejamiento persiste entre el ala de Delgado Rannauro y el Grupo Jalisco, bien podría reactivarse la posibilidad de que el “alfarismo” trabaje en Jalisco no por la alternativa de Álvarez Máynez, sino por la de Xóchitl Gálvez Ruiz, la candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México que despierta simpatías entre varios liderazgos emecistas del estado.

Necesitan la estructura jalisciense

En efecto, si continúan las señales y muestras de desprecio de la dirigencia nacional de MC hacia el Grupo Jalisco, los alfaristas tendrán incentivos de sobra para apoyar una candidatura presidencial distinta a la de Álvarez Máynez, misma que podría verse desfondada sin el respaldo de la estructura jalisciense.

De esta manera, mientras más pobres sean los resultados de Álvarez Máynez en la contienda presidencial, mayor reconocimiento y legitimidad obtendrán las críticas que han estado lanzando desde 2023 los alfaristas contra la forma en que Delgado Rannauro ha venido conduciendo al partido, ahora empoderando en demasía, por cierto, al mandatario de Nuevo León.

Lo cierto es que si ambos polos en disputa se determinan a volver a restablecer la relativa concordia en que se encontraban, para llegar unidos a la fase de campañas, saben que requerirán la intermediación de Castañeda Hoeflich.

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