Pudo haber salido a decir la verdad y luego ofrecer disculpas por la equivocación.
¿Es de humanos equivocarse no?
También se pudo haber deslindado de este enjuague fiscal que armó su jefe de asesores, Alán García.
La aceptación de un error públicamente lo hubiera puesto en otro nivel: como cuando anunció que donaría su sueldo de legislador.
Pero no.
El diputado Samuel García, coordinador de la bancada de Movimiento Ciudadano, se comportó como cualquier otro político para encubrir este acto poco ético.
La diputada Concepción Landa también prefirió solapar a su compañero de bancada y a su amigo Alán García y respaldó una versión endeble y con muchos cabos sueltos.
La verdad –que los legisladores de Movimiento Ciudadano no quisieron confirmar ayer- es que Solarhic no es una empresa como tal, sino una sociedad fantasma que suministra facturas para comprobar gastos diversos.
Este periódico tiene información bancaria de las transferencias que ha recibido esta compañía en los últimos meses.
La bancada de Movimiento Ciudadano hoy es uno de los clientes que contratan este servicio fiscal para comprobar supuestos servicios de videos y de asesorías.
Los pagos que se realizaron a través de esta firma se utilizaron para cubrir los sueldos de las personas que apoyan en redes sociales las campañas de este grupo legislativo.
Otra parte era para recompensar al jefe de asesores de MC, Alán García, que comenzó cobrando 40 mil pesos y su sueldo fue reducido –para cubrir las apariencias – a 9 mil pesos.
La Comisión Estatal Electoral confirmará que la empresa Solarhic no fue proveedora como asegura Samuel de su campaña. Es cuestión de tiempo.
¿Qué dirá entonces #LordFacturas como fue bautizado ayer en redes sociales Samuel García?
Por cierto, ayer el legislador de Movimiento Ciudadano fue la portada de una revista de sociales de San Pedro.
¿Quién pagó?
Esas portadas para la vanidad –y todos lo saben- no son gratuitas. Tienen su precio.
¿También Solarhic?
El adiós de Zacarías Jiménez
José Zacarías Jiménez Méndez murió la tarde de este miércoles 24 de febrero a los 57 años, cuando trabajaba en las instalaciones de la Biblioteca Magna de la UANL, a causa de un paro cardio-respiratorio.
Nació en San Rafael Lagunillas. Fue colaborador de las revistas Ensayo y El Volantín, de los periódicos El Norte y el Diario de Monterrey (hoy Milenio), respectivamente.
Fue autor de los poemarios “La eternidad comienza a las siete de la noche” y “Correspondencia del hombre invisible”, y coautor de “Voces del Noreste”, “Palabras en vuelo” y “El capitán de dos armas”.
Presentó en la FIL 2015 el libro “La policía no lee culturales”, su primera obra narrativa en solitario. Fue becario del Centro de Escritores en dos ocasiones e impartió talleres de creación literaria en la Casa de la Cultura de Nuevo León.
Nunca dejó de escribir. Siempre se manejó como un hombre sin rostro.
