“Lo que Gamboa quiso decir”

Según Alfonso Navarrete Prida, Coordinador del Trabajo del equipo de transición de Enrique Peña Nieto, lo que el senador Emilio Gamboa quiso decir fue todo lo contrario de lo que realmente dijo.

O sea que el presidente electo no tiene contemplado mandar una nueva iniciativa de reforma laboral, por lo que los legisladores priistas tendrán que aprobar la reforma que les mandó Felipe Calderón, y no esperar una nueva, como declaró Gamboa. 

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Según Alfonso Navarrete Prida, Coordinador del Trabajo del equipo de transición de Enrique Peña Nieto, lo que el senador Emilio Gamboa quiso decir fue todo lo contrario de lo que realmente dijo.

O sea que el presidente electo no tiene contemplado mandar una nueva iniciativa de reforma laboral, por lo que los legisladores priistas tendrán que aprobar la reforma que les mandó Felipe Calderón, y no esperar una nueva, como declaró Gamboa. 

De una simple deducción resulta que lo que Navarrete Prida quiso decir es que la iniciativa preferente de Felipe Calderón, en realidad no es de Calderón, sino de Enrique Peña Nieto.

Ahora que si Peña Nieto no lo quiso decir, es porque el priista quiere que el panista Calderón pague los platos rotos por  afectar a los líderes de los sindicatos del PRI, y a los trabajadores mexicanos. 

La conjura del Estoril

Con la idea de hacer un complot contra el bloque mayoritario de la Cámara de Diputados integrado por el PRI, los Verdes y los pupilos de La Maestra Elba Esther, se reunieron a comer con los líderes de los legisladores de izquierda y los del PAN. 

Sin embargo, algo pasó que la reunión de la minoría que pretende ser mayoría en la cámara de Diputados, no se integro en su totalidad porque a la comida nunca llegó el presidente del Partido del Trabajo, Alberto Anaya.

¿Por qué no fue Anaya?

“Ahí se los dejo de tarea” respondió Jesús Zambrano. 

A la comida tampoco fue ningún legislador del Panal, ni siquiera Mónica Arriola, hija de La Maestra Elba Esther, que votó a favor de la democracia sindical en el Senado.

Manlio Fabio se apellida Beltrones, no Cordero

Por su parte, el coordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones, reveló que ciertamente se habría reunido con Enrique Peña Nieto,  quien pidió a los priistas que dejen a un lado “vanidades, y egoísmos y piensen siempre en el bien de México”.

Ahora lo que está  por verse son tres  cosas: 

La primera, si los líderes sindicales priistas están de acuerdo con la línea que le tiró Peña Nieto a los legisladores del PRI.

La segunda, si le habrán dicho a Peña Nieto que el apellido de Manlio Fabio es Beltrones, y no Cordero. 

Y la tercera es si Peña Nieto ya valoró el riesgo de que durante los primeros meses de su gobierno pudiera llegar a tener un problema como el que confrontó López Mateos al principio de su gobierno, sin contar con un Gutiérrez Barrios. 

Y es que las verdaderas reformas, no siempre van acompañadas de un decreto. Son de fondo.

Es cosa de echarse un clavado a la historia. 

Calderón el Ceniciento

Quien no dejó de llamar la atención por su enorme preocupación por el paso del tiempo fue Felipe Calderón. 

Dice que quiere inaugurar el mayor número de obras posible antes de que se llegue la media noche del próximo 30 de noviembre. 

Y es que una vez que suene la última de las campanadas, su carruaje presidencial se convertirá en calabaza. 

Lo que le faltó decir a Calderón, siguiendo con la alegoría de la carroza-calabaza, es que también se acabará la fantasía del palacio en un segundo, y que pronto el michoacano volverá a ser visto por todos como Calderón “el Ceniciento”. 

La cuenta regresiva comenzó. Solo faltan 29 días para que se termine este cuento que para millones de mexicanos ha sido de horror, y no precisamente de halloween ni como la calabaza de Calderón. 

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