Líneas aéreas

Vamos para veinte años que surgieron las denominadas aerolíneas de “bajo costo”. Al principio sí hubo gran diferencia
Gianco Abundiz Gianco Abundiz Publicado el
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Frecuentemente critico la que a mi parecer es la ley más perversa que haya emanado del ser humano: la ley de la oferta y la demanda. Convencido estoy que podría matizarse si no existiera el contubernio con los gobernantes en turno, quienes arguyen, a veces cínicamente, que es en pro de la libertad. Ejemplos hay millones, pero hoy platicaré de las líneas aéreas, que se encargan de provocar cólicos biliares todos los días y a toda hora a los indefensos pasajeros.

En una ocasión, platicando con el segundo de a bordo de una legendaria aerolínea, que penosamente ya no existe, me dijo que estas empresas no eran negocio y que se establecían o compraban solo para tener imagen y presencia política. No soy dado a polemizar y simplemente le contesté que de alguna manera acabarían ganando los dueños, pues hermanas de la caridad seguro no eran.

No sé si soy muy ingenuo o ignorante, o tal vez las dos cosas, sin embargo, a mí me parece que es imposible que no sean rentables en condiciones normales de mercado. Comprendo que este y cualquier negocio sufra con pandemias, guerras y otras catástrofes de la naturaleza o provocadas por el Homo sapiens, pero eso es eventual.

Entendiendo que algo “entiendo” de números, he tratado de averiguar su famoso algoritmo de cobro, y no encuentro patrón alguno, lo que me hace pensar que el establecer los precios funciona de acuerdo con la víscera de alguien. ¿Y el consumidor? Simple: se chinga. Perdón, quise escribir que no tiene alternativa.

Vamos para veinte años que surgieron las denominadas líneas de “bajo costo”. Al principio sí hubo gran diferencia. Ahora, con la quiebra de varias, tenemos que se aprovechan de la gente con información imprecisa que obligadamente induce al error, mismo que evidentemente pagas con dinerito. Y donde se te ocurra quijotescamente ser defensor de tus derechos, uf… Dios y su ayuda para que te devuelvan lo robado (quise decir lo cobrado de más).

Me queda claro que cuando tienes toda la información suficiente y clara a la hora de comprar un producto o contratar un servicio, bien te pueden cobrar mil millones y no es un atraco, ya que tienes cabal consciencia de lo que estás haciendo. Pero cuando existe poca transparencia y confusión en lo que venden, es evidente que te están timando… ¿Y la autoridad?

Queremos lanzar a partir de hoy un movimiento en Saber Gastar® para que nos dejen de ver la cara de tarugos. No olvidemos y hagamos valer con todo rigor la frase de que “el que paga manda”. ¡El poder lo tenemos nosotros!

Parafraseando al inmortal Karl Marx: “¡Consumidores del mundo: uníos!”

Recuerda que “No es más rico el que gana más, sino el que sabe gastar”.

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