Después de lo sucedido en Qatar, en México ya sólo esperábamos que terminara el ayuno de futbol para dejar atrás la triste actuación de la Selección.
Sin embargo, de poco o nada sirvió que regrese la Liga MX porque, para ser francos, hubiera sido lo mismo que no arrancase el Clausura. La razón es simple. Quienes no pudimos asistir al estadio este fin de semana o viven en una ciudad sin balompié de Primera División, la Jornada 1 pasó de noche.
De los nueve partidos programados para la fecha inaugural, apenas uno -UNAM vs. Ciudad Juárez) se pudo apreciar por televisión abierta. El otro programado a ver “de a grapa” (Mazatlán vs. León) para colmo de males fue suspendido por los durísimos sucesos en Sinaloa del pasado jueves.
¿Por qué si la Liga MX desea que el producto sea consumido cada vez más, hace todo lo contrario? En lugar de ponerlo en el aparador, el futbol lo esconde en mayor cantidad.
Este fin de semana me hizo añorar muchísimo aquellos sábados y domingos en mi natal Mérida en donde desde las 15:00 horas con el Toluca empezaba la jornada futbolera. Le seguías con algún club regiomontano a las 17:00 y/o el Necaxa en el Estadio Azteca y/o el Cruz Azul en su anterior inmueble.
Le continuabas a las 19:00 y cerrabas el “sabadaba” con el Atlas a las 20:45 o el desaparecido Atlético Celaya a las 21:00.
Los domingos no se quedaban atrás. A medio día con Pumas/Chivas/León; seguías a las 14:00 con el Atlante y a las 16:00 con el Santos Laguna, la UAG y hasta el también extinto Irapuato. El América era el más “movible” de acuerdo a los intereses y programación de sus dueños.
Quizá toqué fibras sensibles al evocar los auténticos fines de semana de futbol mexicano. Hoy me enteré de los cinco goles del Necaxa ante el Atlético San Luis por el Twitter de la Liga, lo mismo del 0-0 entre América y Querétaro. El gol de Alexis Vega a Rayados lo presencié por un ‘retuit’.
Hoy el balompié mexicano necesita resarcirse con sus fieles aficionados, esos mismos que consumen el producto. El detalle es que se está camino a la ruta incorrecta, alejando al consumidor y provocando que este opte cada vez por la competencia (otras opciones de entretenimiento).
Entiendo que la pandemia aún se deja sentir en ciertos efectos. Pero también se debe entender que los hábitos de consumo han cambiado por completo. Las nuevas generaciones de aficionados tienen un abanico de opciones más interesantes/agradables que un Necaxa vs. Atlético San Luis un viernes por la noche.
Quizá los que veíamos al Toluca a las 3:00 de la tarde un sábado tampoco teníamos mucho que ver en la televisión abierta. Pero (y hablo por mí), se esperaba con ansia que llegue el silbatazo inicial de un maratón pambolero por el gusto de ver rodar a la “caprichosa”.
No alejemos al principal consumidor de futbol del futbol. Se está muy a tiempo de permitir que el producto sea nuevamente agradable para la vista y, por ende, consumible a ciegas.
Y que quede claro. Amo la Liga MX.
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