Las palomas del Mundial
Arrancó la fiesta y el vuelo de las palomas liberadas en la inauguración, por encima de los problemas, nos habla de valores urgentes como tolerancia, convivencia, esfuerzo y trabajo en equipo.
El máximo evento del deporte y de la solidaridad ya inició. Con una fiesta en la Arena Corinthians y enfrentamientos entre manifestantes y policías a pocos kilómetros de distancia, inició el Mundial el pasado jueves 12, en la ciudad de Sao Paulo, Brasil.
Pablo Mier y TeránArrancó la fiesta y el vuelo de las palomas liberadas en la inauguración, por encima de los problemas, nos habla de valores urgentes como tolerancia, convivencia, esfuerzo y trabajo en equipo.
El máximo evento del deporte y de la solidaridad ya inició. Con una fiesta en la Arena Corinthians y enfrentamientos entre manifestantes y policías a pocos kilómetros de distancia, inició el Mundial el pasado jueves 12, en la ciudad de Sao Paulo, Brasil.
La ceremonia de inauguración -que no contó con un discurso de la presidenta Dilma Rousseff- fue nada espectacular, pero cumplió. Errores, los que se quieran: fallas en los acabados de los estadios, imprecisiones arbitrales, exceso de violencia en las fuerzas del orden, más de 11 mil millones de dólares gastado.
Finalmente la fiesta ha comenzado y las palomas están volando.
El futbol, como lo afirmó el máximo líder mundial del momento, el Papa Francisco, “puede y debe ser una escuela para la formación de una cultura del encuentro, que conduzca a la armonía y a la paz entre los pueblos”.
Efectivamente el futbol nos une como ninguna otra actividad. Hacia el final de la ceremonia de inauguración fueron liberadas varias palomas: la primera fue un saludo a los organizadores -quienes han de revisar la transparencia de sus decisiones, incluyendo las financieras, para no prostituir el balompié- saludó también a los participantes y espectadores. Fue la primera paloma.
La segunda paloma fue un llamado a la solidaridad, entendiendo el soccer como un juego pero también una oportunidad de diálogo entre las naciones y por lo tanto de entendimiento y enriquecimiento mutuo.
La tercera paloma, y voló alto, fue la paloma de la paz que entiende el deporte como un vehículo de diálogo y constructor de la paz. Es la del juego limpio
Hubo una cuarta paloma, la del esfuerzo, del entrenamiento, del sacrificio necesario para crecer en las virtudes que construyen el carácter
Voló una paloma más, del juego en equipo. Para ganar, hay que superar el individualismo, el egoísmo, todas las formas de racismo, de intolerancia y de instrumentalización de la persona, diría en estas fechas el Papa Francisco.
La última paloma que vimos volar fue –en palabras del Papa Francisco- la del respeto al adversario.
“El secreto de la victoria, sobre el campo, y también en la vida, está en saber respetar al compañero de equipo, así como también al adversario. ¡Nadie gana solo, ni en el campo, ni en la vida! ¡Que nadie quede aislado un equipo nacional va a levantar la copa como ganador, aprendiendo las lecciones que nos enseña el deporte, todos seremos ganadores, fortalecimiento los lazos que nos unen”.
Que estas y las otras palomas liberadas en la inauguración del Mundial vuelen sobre las 12 ciudades sede de juegos, sobre 32 equipos participantes, sobre los 64 juegos que se llevarán a cabo, sobre los 35 millones de dólares que se llevará el equipo ganador, sobre los 736 jugadores que están participando del torneo.
Que vuelen también las palomas sobre los 205 países que participan y sobre los 600 mil turistas extranjeros que están en Brasil procedentes sobre todo de: Argentina 61 mil, Alemania 58 mil, Inglaterra, 57mil; Colombia, 54 mil; Australia, 52 mil; Chile, 38 mil 638; Francia, 34 mil; México, 33 mil; según datos de la misma FIFA.