La teoría del “Big Bang” de la salud en México
Es evidente que, al igual que el universo, nuestro sistema de salud sigue en una expansión y evolución constante
Columnista InvitadoA medida que el 2024 asoma en el horizonte, marcando el último año de la actual administración, resulta imprescindible reflexionar sobre las transformaciones en nuestro sistema de salud, un proceso que evoca la grandiosidad del “Big Bang”.
La salud en esta administración, al igual que el nacimiento del universo, comenzó en un punto crítico de densidad y necesidad, listo para una expansión sin precedentes a nivel global.
Imaginemos, por un momento, nuestro sistema de salud como ese punto inicial en el universo del “Big Bang”: un núcleo denso, cargado de potencial, desafíos y necesidades acumuladas durante muchos años.
El estallido de reformas que se implementaron a partir de este punto de inflexión marcó el inicio de una transformación sustancial, similar al nacimiento del cosmos.
Estas reformas, que incluyen la desaparición del Seguro Popular, la gratuidad en la atención médica, el Modelo de Atención a la Salud para el Bienestar, el acceso universal, el IMSS-Bienestar y su federalización, así como la formulación del Sistema Nacional de Salud Pública, entre otras, representaron una revolución estructural en la atención médica, la administración de los recursos y el acceso a los servicios de salud para la población mexicana.
A lo largo de estos años, y en particular en este 2023, hemos sido testigos de cómo, al igual que las galaxias y estrellas se forman y organizan a partir del caos inicial del universo, nuestro sistema de salud ha comenzado a adaptarse y reestructurarse gradualmente. Ha logrado contener esa nebulosa que durante tres décadas imperó en el modelo de salud hegemónico, enfrentando su propio caos inicial.
A lo largo de estos años se han implementado nuevas políticas y programas, cada uno esencial en el entramado de la atención sanitaria. Estos avances (nada desdeñables), aunque aún en desarrollo, buscan ofrecer una atención más equitativa y accesible para todos los mexicanos.
Aún falta implementarlos con todo su potencial en territorio firme, para que la población perciba resultados tangibles.
Es evidente que, al igual que el universo, nuestro sistema de salud sigue en una expansión y evolución constante. El 2024 nos presenta una oportunidad única para reflexionar sobre esta expansión continua.
Al igual que el universo, sigue su curso inexorable de cambio y evolución, las reformas en nuestro sistema de salud no son un fin, sino un proceso continuo.
Al mirar hacia atrás y reflexionar sobre este viaje cósmico que hemos emprendido, debemos reconocer tanto los logros como los desafíos que aún enfrentamos.
El 2024 no solo marca el final de una era, sino también el comienzo de otra. Cada avance en nuestro sistema de salud es comparable a la exploración del cosmos, en el que cada nuevo descubrimiento abre un mundo de posibilidades.
En este proceso continuo, el “Big Bang” del universo de la salud enfrenta varios desafíos en los años por venir: una atención primaria a la salud con participación social comunitaria efectiva, la mejora urgente de la calidad de los servicios médicos para la población del Instituto Mexicano del Seguro Social e Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, la consolidación de los avances del IMSS-Bienestar y su capítulo laboral, el reordenamiento de los diferentes tramos de responsabilidad político-administrativas de todo el Sistema Nacional de Salud y la formulación de una política farmacéutica nacional que corrija el problema del abasto de medicamentos.
En el infinito espacio de la salud, siempre habrá más mundos por explorar, más retos por superar y más estrellas por alcanzar. Nuestro compromiso inquebrantable es continuar construyendo un sistema de salud universal más justo, eficaz, equitativo y humano que además de curar, prevenga y promueva el bienestar de todas y todos los mexicanos.