En el corazón de México, las paredes de nuestros hospitales públicos atestiguan historias de angustia. “No tengo información sobre esa paciente”, responde la doctora a una preocupada mujer que pregunta sobre el estado de salud de su hermana, quien lleva dos días en una silla del servicio de urgencias, sin cama disponible.
La médico, percibiendo la desesperación y aflicción en la mirada de la mujer, muestra empatía. “Dígame el nombre y buscaré la información. Atiendo a 50 pacientes, sola. Hago lo mejor que puedo”. Anota el nombre y se adentra en un pasillo lleno de camillas y botes repletos de ropa de cama usada, esquivando a pacientes exhaustos a la espera de ser atendidos.
La mujer la observa alejarse y su rostro, más que enfado, refleja un profundo cansancio. “No te preocupes, le dice a su hermana”, quien camina arrastrando los tubos del suero. “Seguro que la doctora pronto nos atiende”.
La preocupación de la mujer no es la única. Es una realidad cotidiana en muchos hospitales públicos de México, que las autoridades a pesar de los actuales esfuerzos siguen enfrentando este gran reto. ¿Por qué siguen rebasados los servicios públicos de salud en México? La respuesta resuena clara, hay un rezago por décadas que arrastra el sistema de salud y la demanda supera ampliamente la oferta.
Al inicio de esta administración el director del IMSS, Zoé Robledo Aburto presentó al H. Consejo Técnico del Instituto el “Programa Institucional del IMSS 2020-2024”, en el documento se establece claramente que “el IMSS requiere de instalaciones suficientes… ya que la falta de infraestructura y personal ha provocado grandes rezagos en la atención médica” (DOF 18/06/2020).
En este programa quedó plasmado como objetivo prioritario número 3, el aumentar la infraestructura y los recursos humanos. Para lo cual en el Plan Maestro de Infraestructura 2020-2024 se estableció como meta, la construcción de 116 hospitales y 132 Unidades de Medicina Familiar, para así, al menos llegar a tener una cama por cada mil derechohabientes (el indicador de la OCDE es de 4.7).
Pero ¿cuántas unidades médicas nuevas se terminarán de construir en este sexenio en el IMSS? A pesar de las metas ambiciosas, el reto aún es grande. Se estima concluir el sexenio con 14 hospitales y 30 Unidades de Medicina Familiar (informes al ejecutivo de los años 2019 al 2023; inversiones autorizadas en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2024).
En cuanto a recursos humanos, en el Informe de Labores y Programa de Actividades del IMSS del 2022, se reportó una disminución en la proporción de médicos y enfermeras por cada mil derechohabientes en el periodo del 2018 al 2022.
Por otro lado, el número de afiliados al IMSS ha tenido un incremento importante desde el inicio de la actual administración. La afiliación ha crecido significativamente, con un aumento estimado de casi 2 millones de trabajadores hasta agosto de este año (Fuente: IMSS cubos dinámicos), lo que representa una población potencial de 6 millones de nuevos derechohabientes adscritos a medicina familiar que demandarán atención médica.
Ante el pobre crecimiento de la infraestructura hospitalaria, el personal médico y de enfermería reduciéndose y el número de afiliados creciendo, ¿cómo conciliar estos números?, la ecuación no cuadra; la demanda sigue superando a la oferta.
La saturación de servicios médicos es un clamor que no puede ser ignorado. La próxima administración heredará una tarea monumental. Pero en este desafío, como en otros tantos, el pueblo de México y el personal de salud deben evitar rendirse. La esperanza en un futuro donde la salud no sea un lujo, sino un derecho inquebrantable, debe ser la guía para seguir luchando y dejar un mejor país a las futuras generaciones.