La reforma electoral y el saldo pendiente a favor de los jóvenes

Los nuevos lineamientos del proceso electoral aprobados en 2014 perfilaron una serie de cambios en el sistema democrático de Nuevo León, que impactaron de forma directa a al esquema de representación de la ciudadanía en los Poderes Ejecutivo y Legislativo.

La Constitución de la figura del candidato independiente y el establecimiento de las cuotas específicas para garantizar la equidad de género entre hombres y mujeres en la función pública sentaron las bases de la reforma electoral.

A pesar de los avances para consolidar la democracia participativa aún existe una cuenta pendiente del sistema en favor de la participación de los jóvenes como el revulsivo que se requiere para dar un nuevo rumbo a la política.

Nuevo León cuenta con más de un millón 300 mil jóvenes, los cuales representan casi un tercio del total de su población.

Es en los jóvenes en quienes recae la responsabilidad del tan nombrado “futuro de México”, pero ¿de qué forma se está incentivando a los jóvenes para participar activamente en la vida pública? ¿Quién analiza e incide positivamente en los temas que a los jóvenes les interesan?

La juventud de Nuevo León presenta grandes preocupaciones en diversos temas como la educación, empleo, apoyos para emprendedores entre otras.

Existen jóvenes que desean aportar su conocimiento, creatividad y su empeño en la creación de políticas públicas que beneficien al Estado, sin embargo, se enfrentan a un antiguo sistema en donde los jóvenes solo son vistos como animadores de partidos políticos lo cual provoca que no se sientan dignamente representados.

El día de hoy se conmemora el Día Internacional de la Juventud. Estoy convencido de que los jóvenes están listos para aportar de forma real a la construcción de un mejor Nuevo León. Se debe analizar si es justo que los partidos políticos tengan como obligación otorgar candidaturas a jóvenes; se debe contemplar que son también los jóvenes quienes ahora tienden a emprender sus negocios generando fuentes de empleo y que además un gran porcentaje de las asociaciones civiles del Estado son operadas por ciudadanos de entre los 18 y los 30 años de edad.

A raíz de los comicios de 2015, hemos apreciado la transición de un sistema anticuado  hacia un gobierno abierto y participativo, lo cual definitivamente invita a los ciudadanos a proponer y hacer escuchar su voz, sin embargo, existe también un gran riesgo de que la apatía persista si no ven reflejadas sus propuestas en políticas públicas reales.

Los jóvenes no somos el futuro del país, somos el presente, somos quienes tenemos ganas de

hacer las cosas distintas, de romper con las famosas y arraigadas “malas prácticas”, pero necesitamos espacios donde el trabajo joven trascienda y beneficie a la sociedad.