El Dr. Elías Miguel Moreno Brizuela, médico cardiólogo de profesión y con una brillante trayectoria legislativa, así como en el servicio público, recientemente presentó a los medios de comunicación la naciente Asociación Política Nacional “Frente por la Cuarta Transformación”. El punto 3 de su decálogo habla sobre la universalidad y el blindaje al Sistema de Salud para las futuras generaciones.
En un discurso “duro pero realista” y cargado de emotividad, el Dr. Moreno Brizuela sentenció: “Habrá rebelión de los excluidos y de los desencantados si no se hacen bien las cosas (…) La soberbia es un pecado capital tan grave que volvió demonios a los ángeles (…) No se deben repetir los errores de este gobierno, que ha gobernado con una parte de la mafia del poder (…) La lealtad de años fue menospreciada y se premió la complicidad y la abyección que a los de izquierda nos cuesta trabajo entender, a los de la cultura del PRIAN se les da de manera natural.
“En el priismo se acuñaba la frase ‘adeptos, aunque sean ineptos’ ‘abyectos, aunque sean ineptos’. (en este Gobierno ha valido más la lealtad que la experiencia). Esto debe cambiar diametralmente con el nuevo Gobierno”, expresó Moreno Brizuela.
En México, la rebelión de los excluidos puede surgir desde un lugar inesperado: el personal de salud. Este grupo vital, a menudo pasado por alto y menospreciado, ha sido marginado en muchas de las decisiones fundamentales que afectan directamente su labor y bienestar. Si no se hacen bien las cosas, si se continúa ignorando su voz y su valor, podríamos enfrentar un escenario inédito, una rebelión de estos excluidos, los guardianes de nuestra salud.
A lo largo de los años, estos profesionales han mostrado en todas las instituciones de Salud -IMSS, ISSSTE, IMSS Bienestar, salud de los estados- una lealtad incuestionable hacia su vocación, a pesar de las adversidades. Sin embargo, esta lealtad ha sido menospreciada. En lugar de ser valorados por su dedicación y sacrificio, han sido, relegados a un segundo plano. Este trato debe cambiar.
Los aspirantes a ocupar la máxima silla presidencial no deben permitirse repetir los errores del pasado. Se ha premiado la complicidad y la abyección, mientras que el compromiso y la lealtad han sido ignorados. Este modelo debe cambiar diametralmente con el nuevo Gobierno. Ya lo decía Eduardo Galeano: “Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana”.
Los trabajadores de la salud merecen ser incluidos en las decisiones que afectan su labor. Merecen tener una voz en las políticas de salud que se implementan y merecen ser tratados con respeto y dignidad. No podemos permitir que la soberbia nos ciegue a la valiosa contribución que el personal de salud hace a nuestra sociedad.
La rebelión de los excluidos en la salud ya no es solo una posibilidad, es una realidad que está ocurriendo. Los trabajadores de la salud están alzando su voz, exigiendo ser escuchados. Se debe prestar atención a este llamado y actuar en consecuencia.
La rebelión de los excluidos es un llamado a la acción, un llamado a cambiar las cosas y a construir un sistema de salud que funcione para todos. Es un llamado a reconocer y valorar la contribución del personal de salud, a escucharlos y darles voz. Es un llamado a trabajar juntos por el bien de todos.
Algunos dirán que esto es una utopía: “¿Para qué sirve la utopía? La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos, camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que camine nunca la alcanzaré. Para eso sirve la utopía, sirve para caminar” (Eduardo Galeano).