La Polarización Afectiva en la Salud: Ideología vs Evidencia Científica
La polarización afectiva en el campo de la salud está alimentada por intereses personales o de grupo que desplazan el debate democrático por la mentira
Columnista InvitadoActualmente en México, dos visiones ideológicas predominan en el escenario de la salud. El actual gobierno de izquierda propone una salud desmercantilizada, considerándola un derecho humano y un bien público tutelado por el Estado, teniendo como meta un sistema equitativo, que proteja a los más vulnerables. En contraste, la derecha conservadora la conceptualiza como un bien de mercado susceptible de lucro y sujeta a la dinámica del libre comercio, lo que ha ocurrido por décadas.
Así surge una dicotomía en el ámbito de la salud pública: ¿Deberíamos avanzar sobre las políticas implementadas por el actual gobierno (continuidad con cambio), o bien, revertir hacia las directrices neoliberales de administraciones previas?
Después de la polarización ideológica, reconocida y hasta necesaria en la democracia, en México se experimenta una transición hacia una más peligrosa: la polarización afectiva. Esta se arraiga más allá de las diferencias, cultivando resentimientos entre grupos opuestos, generando odios y un caldo de cultivo para la violencia.
La polarización afectiva en el campo de la salud está alimentada por intereses personales o de grupo que desplazan el debate democrático por la mentira y denuestan a la ideología por la “evidencia científica”, generando disputas entre “los buenos y los malos”, entre “la verdad y la mentira”, entre los “doctos y los comunes”.
Es crucial entender que detrás de estas tensiones y conflictos hay datos y evidencias que no deben ignorarse. Algún exsecretario de salud y medios de comunicación afines han señalado la disminución de la esperanza de vida en México.
Sin embargo, olvidan considerar que la pandemia redujo la esperanza de vida globalmente, con impactos comparables a la Segunda Guerra Mundial (CANIFARMA, 2021). Estos datos han sido analizados extensamente y no son atribuibles exclusivamente al actual gobierno (Nature Human Behaviour 2022; BMJ, 2021).
Igual ocurre con la cobertura de vacunación. Empero, esta tendencia no es exclusiva de México. Economías más robustas también han enfrentado retrocesos en vacunación, debido a la escasa producción de vacunas durante la pandemia (Lancet, 2022; BMJ. 2022; Vacunas, 2020). Por el lado contrario, se ha cuestionado la efectividad del seguro popular a través de una revisión sistemática de más de 300 artículos científicos (Colchero, 2022).
El poder intrínseco que aún conservan algún exsecretario de salud y algunos medios de comunicación (incluidas las revistas científicas) a menudo se utiliza como un contrapunto a la ideología, distorsionando “evidencias científicas”, tergiversando o ignorando resultados cuando no se alinean con objetivos específicos.
La revista The Lancet recientemente publicó un artículo sobre la “política polarizada” del seguro popular (Frenk y col 2023) pero igualmente esta revista publicó comentarios que cuestionan estas “evidencias” (Unger 2023).
Es imperativo reconocer que, aunque la evidencia y la ideología a menudo se presentan en discursos opuestos, en realidad, son dos caras de la misma moneda. La ideología proporciona el marco moral y ético para las políticas, mientras que la evidencia brinda herramientas prácticas para su realización.
En lugar de permitir que la polarización afectiva socave este dúo, el reto es integrar ambas perspectivas para lograr un sistema de salud que refleje el ideal de tener un mejor sistema de salud en México. Y hablar solo con la verdad.