La paz es personal
El pasado lunes 22 de octubre por la noche el Auditorio Nacional olía a paz. Había música, luces, imágenes y miles de mexicanos de los más diversos puntos de la geografía nacional, todos unidos en busca de la paz. En el centro estaba Dios y su Madre y una imagen de Juan Pablo II, un Papa que nos entiende y bien nos quiere.
Pablo Mier y TeránEl pasado lunes 22 de octubre por la noche el Auditorio Nacional olía a paz. Había música, luces, imágenes y miles de mexicanos de los más diversos puntos de la geografía nacional, todos unidos en busca de la paz. En el centro estaba Dios y su Madre y una imagen de Juan Pablo II, un Papa que nos entiende y bien nos quiere.
A cargo de Marino Restrepo estuvo el mensaje central. Marino es un católico colombiano que después de mantenerse 33 años alejado de su fe, en 1997 fue secuestrado por las FARC, periodo durante el cual vive una experiencia mística al ser llevado al purgatorio, al cielo y al infierno. Desde entonces dedica su vida a dar su impresionante y conmovedor testimonio alrededor del mundo.
Durante más de media hora Marino expuso a la audiencia la fórmula de la paz, explicando claramente que no es resultado de planes ni políticas, muchos menos de campañas o buenos deseos, sino un don que nace y se hospeda en el interior de las personas.
Habrá paz en las familias si hay paz en las personas que las integran y habrá paz en los países si hay paz en las personas que los habitan.
Marino compartió su historia con la audiencia: “nací en una pequeña ciudad de cultivadores de café ubicada en las montañas de Los Andes de Colombia. Después de contraer matrimonio en Bogotá estudié artes y música en Alemania, desde 1985 estuve vinculado al medio artístico como actor, productor, escritor de libretos, compositor, en Los Angeles, California”. www.marinorestrepo.com
“En la Navidad del año 1997, al entrar a la finca de uno de mis familiares en Colombia fui sorprendido por un grupo de guerrilleros de las FARC quienes me secuestran y de esta manera se da inicio a una experiencia muy difícil que se prolonga por seis meses, en los cuales tuve un encuentro con Dios en el momento en que estaba totalmente destruido, vencido, condenado a muerte por mis captores y sin ninguna esperanza.
“Es lo más maravilloso que me ha ocurrido en la vida, por medio del secuestro Dios permitió, narró Marino, que se me cayeran todos los dioses que me había forjado: el dios del dinero, el dios de la fama, el dios del poder, el dios de la magia, el dios del placer… y ya sin todos esos dioses falsos entró Él en mi alma”.
Hacía tiempo que no escuchaba hablar del Diablo con tanta claridad; en su participación Marino afirmó que todos esos dioses falsos son el verdadero origen de la falta de paz en la que vivimos, dioses falsos encarnados muchas veces en brujos, magos y demás que no cesan de aconsejar a líderes y políticos con sus engaños y falsedades.
El silencio era absoluto, todos seguían las palabras de colombiano que bien podemos resumir en lo que publicaba hace días: “La llamada para la humanidad de hoy es una llamada espiritual. Aquel que no ancla sus fuerzas en Dios, será arrasado como basura que cae al río y llevado por la corriente serena de un asesino silencioso del alma que elimina la vida del corazón, que destruye las entrañas del amor. Si no nos adentramos totalmente en Dios, seremos alimento inevitable de la bestia del materialismo, del relativismo, del homosexualismo, del ocultismo y de todos los “ismos” que llevan al abismo”.
Gracias a quienes hicieron posible esta siembra de paz en tantos corazones que redundará, qué duda cabe, en una mayor paz en las personas, que se reflejará en sus familias y en las comunidades que habitan de este México, a veces tan ayuno de serenidad y bonanza.