La paternidad de las pensiones en México

Así de grande es la relevancia de esta política pública; erradicar la pobreza extrema de una parte de la población que dedicó su vida entera a trabajar
Tonatiuh Martínez Aviña Tonatiuh Martínez Aviña Publicado el
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La semana pasada el expresidente Fox y el Partido Acción Nacional lanzaron un spot adjudicándose la paternidad de las pensiones universales en el país. Horas después el expresidente Calderón hizo lo propio, diciendo que él había ejecutado el programa.

No es para menos, actualmente es una transferencia que ayuda a millones de adultos mayores, y que en muchos casos se ha convertido en su principal fuente de ingresos. El monto actual ronda los 4 mil 800 pesos bimestrales (2 mil 400 mensuales). La Línea de Pobreza por Ingresos (LPI) publicada por el Coneval indica que en zonas rurales la Línea de Pobreza Extrema por Ingresos (LPEI) es de mil 659 pesos y la LPI es de 3 mil 102.3. En zonas urbanas, la LPEI es de 3 mil 102 y la LPI es de 4 mil 311.9.

Los datos muestran que el monto actual elimina la pobreza extrema por ingresos en zonas rurales, la información oficial señala que en 2024 el presupuesto será suficiente para transferir 6 mil pesos bimestrales a los adultos mayores, muy cerca también de erradicar la pobreza extrema por ingresos en zonas urbanas.

Así de grande es la relevancia de esta política pública; erradicar la pobreza extrema de una parte de la población que dedicó su vida entera a trabajar y por diversas razones no cuenta con ingresos suficientes para adquirir un mínimo de bienes (canasta alimentaria), lo que explica completamente que más de uno busque acreditarse la puesta en marcha del programa.

En México, el primer programa para atender a adultos mayores con miras a la universalidad fue implementado en 2001 por el entonces jefe de gobierno de la capital y ahora presidente López Obrador, otorgando una pensión de contribución universal a todos los adultos mayores de esta entidad federativa.

Tiempo después fue duramente criticado por Vicente Fox, quien en abril de 2004 dijo que prometer pensiones a la tercera edad era llevar a nuestro país a la quiebra, que eran terriblemente injustas para quienes pagaban su fondo de ahorro. Dos años después, el mismo Fox lanzaría un programa similar, que se enfocaba en comunidades marginadas y en pobreza extrema. De manera subsecuente, se fue ampliando la población objetivo. Durante el sexenio de Peña Nieto se estableció el primer programa en escala nacional, gestionado por la Secretaría de Desarrollo Social, mediante el cual se otorgaban 580 pesos mensuales (a pagarse bimestralmente) a la población mexicana de más de 65 años que no recibiera otra pensión.

El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador transformó de fondo el programa, elevando el monto al doble (1 mil 275 pesos mensuales), lo hizo universal y elevó a rango constitucional. Su fundamento es que no discrimina a los que tengan ya una pensión contributiva o cierto nivel socioeconómico. La edad requerida es de 65 años (inició con 68 años) y busca beneficiar a cada persona mayor. Aunque aún hay trabajo que hacer, pues hay varios reportes que indican la falta de entrega de la tarjeta del bienestar, sin duda se sentaron las bases para eliminar la pobreza extrema de un grupo sumamente vulnerable y que le entregó su vida al país.

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