Hace más de una década, se generó una movilización ciudadana opositora a la construcción del Estadio BBVA Bancomer en las zonas aledañas al bosque de La Pastora, en Guadalupe, Nuevo León. La construcción fue polémica debido a que se consideró que podría poner en riesgo la biodiversidad y el equilibrio ecológico en la zona, lo que finalmente ocurrió.
En la actualidad, algunos grupos de la sociedad están preocupados ante los cambios en el funcionamiento del zoológico de ese lugar. Esto implica la reubicación de animales a ranchos cinegéticos al norte de Nuevo León y el eventual cambio de enfoque del sitio para incluir infraestructura que sirva a la realización de partidos de futbol mundialista en la casa del club Rayados de Monterrey.
Uno de los argumentos que sustentan el rechazo a la reubicación de algunos seres en cautiverio a ranchos es la posibilidad de que éstos se conviertan en víctimas de una cacería desregulada e ilegal. Esta preocupación es válida, por las eventuales consecuencias graves para la supervivencia y el bienestar de la vida silvestre en general.
La reubicación de seres en cautiverio del zoológico en La Pastora, que han estado habituados a vivir en entornos donde dependen de los humanos, quizá no sea una acción pertinente, por la posibilidad de que el encierro previo haya derivado en un menoscabo de sus habilidades naturales de supervivencia sin asistencia humana. Pero esto no se traduce en que el espacio referido sea el adecuado para esos seres vivos.
Los zoológicos han sido históricamente criticados por el confinamiento de seres vivos en espacios reducidos que no satisfacen sus necesidades básicas de hábitat. En La Pastora tendrían especial atención el elefante o los cérvidos que ahí existen, considerando que requieren amplios territorios para satisfacer sus requerimientos naturales de movimiento y convivencia. En el caso de los elefantes, quienes podrían requerir traslados de hasta 80 kilómetros al día y miles de hectáreas de hogar, escenario que contrasta significativamente con el espacio de reclusión, que apenas rebasa en algunos casos los mil metros cuadrados. La falta de áreas suficientes y la restricción de movimiento pueden generar consecuencias negativas para su bienestar físico y emocional, lo que hace cuestionables las justificaciones de su reclusión.
Es importante reflexionar sobre la viabilidad del encierro de seres vivos en zoológicos con fines de recreación. Si bien es cierto que instalaciones de este tipo han sido históricamente una herramienta para el aprendizaje sobre la vida silvestre y la conservación de especies, también lo es que el cautiverio puede tener consecuencias negativas para el bienestar de estos seres vivos recluidos.
Es necesario considerar si el cautiverio en zoológicos es una medida ética y necesaria para la educación y conservación de seres vivos. Es importante que el gobierno de Nuevo León analice otras opciones y alternativas, como la educación en el aula, la observación de seres vivos en su hábitat natural, el desarrollo de tecnologías educativas que permitan el aprendizaje interactivo y virtual y la reubicación en espacios que garanticen un mejor bienestar que el zoológico y que sí prevengan impactos a los ecosistemas, como las invasiones biológicas.
Desde un punto de vista ético y moral, el cautiverio de seres vivos con fines educativos y recreativos para humanos no es una práctica justificable. Todas las especies tienen derecho a una vida libre y digna, y el encierro en zoológicos puede tener consecuencias negativas para su bienestar físico y emocional.
Ante los riesgos y controversias relacionados con la reubicación de los seres vivos a ranchos cinegéticos, y la insostenibilidad ética del cautiverio en el zoológico, es necesario plantear alternativas para el bienestar y la protección de los seres vivos recluidos en ese espacio. Esto implica buscar opciones de reubicación adecuadas y éticas para cada uno de los animales, teniendo en cuenta sus necesidades específicas y las condiciones que les permitan vivir con dignidad, en santuarios o reservas que sean el espacio de vida permanente a seres que no pueden ser liberados en ecosistemas naturales.
Es importante considerar que ningún ser vivo debe ser usado para nuestro entretenimiento. Cualquier actividad que implique su cautiverio debe ser evaluada cuidadosamente y se deben buscar alternativas éticas y sostenibles para esa opción aún vigente.
Es importante destacar que la reflexión sobre la viabilidad del encierro de seres vivos en zoológicos no significa la desaparición de estos lugares, sino su transformación en centros de conservación de la vida silvestre. Esos lugares pueden transitar a ser espacios que contribuyan a la restauración y cuidado de especies de vida silvestre que resultan dañadas por conflictos con el humano, como el oso, jaguares o tlacuaches, entre otros.
En el caso específico del zoológico de la Pastora, se podría considerar mantener ahí especies de vida acuática que existían históricamente en las lagunas y ríos de la ciudad, pero ya desaparecidos en Monterrey, y que se extinguieron en vida libre por la urbanización. Gracias al rescate realizado por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), estas especies podrían ser preservadas en un ambiente controlado y seguro para su reproducción y eventual reintroducción a su hábitat natural, con un centro de operaciones en La Pastora.
Es importante tener en cuenta que la reubicación de seres vivos en cautiverio del zoológico La Pastora, supuestamente para su bienestar y protección, puede estar siendo utilizada como una excusa para favorecer una mejor realización de partidos del próximo Mundial de Futbol en el estadio aledaño. Esta situación es criticable, ya que se estaría utilizando la supuesta mejora en las condiciones de vida de los seres vivos como un pretexto y apoyo para la realización de eventos deportivos.
Es importante señalar que el gobierno de Nuevo León debería estar enfocado en mejorar los espacios públicos por el bienestar de la comunidad, pero no a causa de un evento como el Mundial de Futbol que beneficia principalmente a poderes económicos y a la industria del entretenimiento.
Es criticable que el cambio en la estructura del zoológico esté motivado por el apoyo a este evento deportivo y no por una verdadera preocupación por el déficit histórico acumulado de áreas verdes y espacios públicos en la Zona Metropolitana de Monterrey. Es necesario que se realicen trabajos concretos para mejorar el bienestar de la comunidad, y no solo acciones que tengan como objetivo mejorar la imagen de la ciudad para un evento de futbol.
Twitter: @tonyo_hernandez