El tema de la obesidad en México vuelve a ser tema de foros y libros que exponen el problema como una epidemia. Una enfermedad que cuesta 80 mil millones de pesos, suma que puede duplicarse para 2018.
Esta enfermedad se ha convertido en la segunda causa de mortandad en México con 83 mil defunciones. Causante de enfermedades como la diabetes, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, cáncer de mama, próstata y colon.
Pero ¿qué es lo que está detrás en esta acumulación excesiva de grasa en el cuerpo?
Sin duda una muy mala alimentación. La cual comenzó hace algunos años, digamos unos 30, cuando el status social se media en base a los productos industrializados que se consumían. Los productos naturales, aquellos que la tierra da se consideraron poca cosa, de “rancho”.
Mientras en algunos países se pagan miles de dólares por productos naturales, aquí en México, que somos grandes productores agrícolas, se prefirió una Coca-Cola, a la tradicional agua de Jamaica o a la limonada mexicana.
Endulzamos nuestro cuerpo, y el azúcar comenzó su labor. Como todos los productos adictivos, el azúcar vino para quedarse en los cuerpos mexicanos y pedir más.
De ahí nos convertimos en el mayor consumidor de Coca-Cola per cápita del mundo.
Uno de los mayores consumidores de sopas instantáneas. Al mismo tiempo que el consumo de frutas y verduras ha caído 30 por ciento en los últimos 14 años y el consumo de frijol a caído 50 por ciento en los últimos 20 años.
Estos datos fueron expuestos en el Foro Internacional sobre Políticas de Combate contra la Obesidad. Al mismo tiempo que un mes antes el Tecnológico de Monterrey presentó el libro Obesidad en México: recomendaciones para una política de Estado.
Ambos foros coincidieron en las cifras y en el llamado para hacer algo al respecto para esta, bien llamada, epidemia.
Un problema de muchos pesos para el presupuesto del sector salud que se espera se duplique en los próximos 10 años. Y una factura costosa para quienes han decidido intercambiar una dieta de rancho por una industrial. Un desayuno con Diet Coke en lugar de con un juguito de naranja.