La Nacional + Gallo 71

En la historia de los restaurantes de carne asada en Monterrey existe un antes de La Nacional, donde entran todos los restaurantes de la vieja escuela, aquellos de toda la vida.

Y hay un después de La Nacional, donde entran todos aquellos restaurantes que han querido imitarla y que le quieren seguir sus pasos. Claro,  por el triunfo evidente de este concepto, que abrió sus primeras puertas en el 2003.

El éxito no es casualidad y mucho menos buena suerte. Tras estos tres exitosos restaurantes La Nacional de Madero, La Nacional de San Jerónimo y Gallo 71.

Karina Barbieri Karina Barbieri Publicado el
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En la historia de los restaurantes de carne asada en Monterrey existe un antes de La Nacional, donde entran todos los restaurantes de la vieja escuela, aquellos de toda la vida.

Y hay un después de La Nacional, donde entran todos aquellos restaurantes que han querido imitarla y que le quieren seguir sus pasos. Claro,  por el triunfo evidente de este concepto, que abrió sus primeras puertas en el 2003.

El éxito no es casualidad y mucho menos buena suerte. Tras estos tres exitosos restaurantes La Nacional de Madero, La Nacional de San Jerónimo y Gallo 71.

Se nota la mano de su creador, Felipe Chapa, quien es conocido por estar “al pie del cañón” en todos sus restaurantes, a veces hasta de manera obsesiva.

En estos restaurantes es una realidad que los precios sus elevados, mas no son caros.

Empezando porque la calidad de los alimentos recibidos es excelente, difícilmente encontraremos un buen corte de carne “económico”.

El menú está estupendamente logrado.  Alcanza sobradamente a satisfacer plenamente al paladar, con platillos muy regionales.

Ahí están la ensalada regia con aderezo de aguacate y queso manchego rallado, los tacos de machacado, el atropellado, las mollejas de res, el chicharrón en salsa verde y la barbacoa de arrachera. Así como la salsa de tomatillo verde y la clásica salsa de chile piquín.

Además ha creado “los nuevos clásicos regios”,  como yo les digo. Y ahí se incluyen la alcachofa asada, la coliflor frita y los tuétanos asados en su hueso. 

Así también no se cierra en lo regional y da entrada a platillos estrella de la República Mexicana, que son muy del gusto del regiomontano. 

En esta lista se incluyen el lechón al ataúd y los tacos de fideo seco, hechos con chorizo de Sabinas.

Y, por supuesto, lo mas importante de la carta que son  sus platillos “matones” como les llaman, por ser los platillos mas vendidos. 

El Chicharrón de Rib Eye, Rib Eye Choice,  el Rib Eye a la Sal y la Espinita de Rib Eye, este último es mi favorito.

El servicio es de primera y si observamos hay mucho personal trabando en comedor, desde las hostess. El personal de limpieza en los baños, que se aseguran de que siempre estén impecables. 

Barmans y muchos meseros en piso, eso cuesta.  Además de que están muy bien capacitados para desempeñar sus labores  y trabajar en equipo.

La calidad de los utensilios en la mesa, desde el mantel, la servilleta grande y 100 por ciento algodón, que hace que las manchas sean muy difíciles de sacar, provocando bajas recurrentes. Sin embargo, absorbe mucho y es muy suave al tacto del comensal.

Copas finas y de gran tamaño, lo que hace que se rompan con facilidad al lavarlas. Pero para el cliente son cómodas y elegantes.

Cubiertos pesados y finos, como los cuchillos para carne “Laguiole”.

Por su parte, en El Gallo 71, el “hermano menor” de Las Nacionales,  se imprimen a diario los menús y lo podemos constatar ya que tiene un sello rojo con la fecha del día.  

Este restaurante cuenta con puertas de cristal con sensor para entrar y salir de cocina con el fin de evitar accidentes como los que se pueden dar con el abrir y cerrar de las puertas convencionales. 

Las instalaciones de los tres son de primera, al nivel de las mejores steak houses del mundo. Para mi, en La Nacional, se logró con gran éxito crear la mejor steak house regiomontana.

Además está el encanto propio del lugar, el ambiente cool que a muchos los hace sentir que están al corriente y se encuentran en la escena de lo que pasa en la sociedad de la ciudad.  

¿Cuánto se debe de cobrar por esto?

¿Por qué restaurantes de precios elevados como estos –mas no caros, repito– siempre están tan llenos?

Porque el cliente no es tonto, quizá no todos analicen cada detalle tan bien pensado de estos restaurantes, pero si tiene la capacidad de sentir satisfacción al visitar cualquiera de ellos.  

Su precio lo vale y, por eso, el cliente lo paga y vuelve.

 

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